Cuenta el Cantar de Mío Cid que cuando Rodrigo entró en Burgos en la primera jornada de su destierro los habitantes de Burgos le cerraron las puertas de sus casas y posadas, ya que el rey había prohibido cualquier tipo de ayuda bajo pena de que perdieran sus propiedades y los ojos de la cara. Por esta razón el Cid cruza el río y duerme en su orilla izquierda, en la glera, donde en el siglo XII dormían los vagabundos y leprosos. Hoy las orillas del Arlanzón, además de un espectáculo cambiante durante todo el año, es un lugar muy agradable para pasear.
Visita: libre
Rev. ALC: 25.09.19