Las murallas de Burgos cercaban la ciudad desde al menos el siglo XIII. Como era habitual en la Edad Media, estas murallas tenían diversas finalidades: defensivas y económicas, pero también de orden público y sanidad. Las murallas permanecían cerradas por la noche y servían para controlar la entrada y salida de los moradores o para recaudar tributos. Esta puerta de San Juan es una esas puertas, junto con otras que aún se conservan: el Arco de San Martín, la puerta de la Judería, el Arco de Santa María, el arco de San Gil y el Arco de San Esteban.
El perímetro de las murallas puede seguirse con relativa facilidad, y aún quedan restos bien conservados, aunque de distintas épocas, como en el Paseo de los Cubos, en el Parque del Castillo o muy cerca del Arco de San Juan, frente a la Biblioteca.
Rev. ALC: 01.04.19