Construido en el siglo XIV, era una de las puertas de la ciudad amurallada y comunicaba con el barrio judío, de ahí que fuera también llamado Puerta de la Judería. Su nombre se debe a su proximidad a la desaparecida iglesia de San Martín. La entrada tiene forma de arco de herradura árabe, en el estilo de moda de entonces, realizado por los alarifes mudéjares con ladrillo y mampostería alternados con sillería. El arco está flanqueado por dos cubos de apariencia defensiva. A unos diez metros se encuentra el Solar del Cid.
El Cantar de mío Cid relata que el Cid, acampado extramuros de la ciudad, en la glera, y necesitado de fondos para financiar su expedición, urde una estratagema para engañar a unos fiadores, los judíos Rachel y Vidas, que han de prestarle el dinero. Para ello encomienda al burgalés Martín Antolínez quien, de noche, cruza los arrabales y burgos y entra en la ciudadela amurallada por una de sus puertas. La lógica nos lleva a pensar que el poeta pensaba en esta entrada, con una construcción diferente a la actual, ya que es aquí donde según todos los indicios se arracimaba la comunidad judía en el siglo XII, primero extramuros y después dentro de las murallas.
Sobre la bóveda del arco, aparece una marca alargada. Una leyenda cuenta que se trata de la longitud de la Tizona, la famosa espada del Cid.
Visita: libre.
Rev. ALC: 08.09.17