Su origen se remonta al año 1442, cuando el rey Juan II decidió donar un palacio de recreo a la Orden de los cartujos para convertirlo en un monasterio. Tras un incendio se inició su construcción definitiva en 1474 bajo la tutela de la reina Isabel de Castilla. Actualmente alberga a una comunidad de Cartujos dedicados a la vida contemplativa.
El monasterio alberga algunas de las obras más extraordinarios del gótico español, como el retablo mayor o los sepulcros de los padres de Isabel La Católica y del infante Don Alfonso, obra de Gil de Siloé. Este Panteón Real está considerado como uno de los más espléndidos de la escultura gótica funeraria. También custodia la afamada Anunciación de Pedro Berruguete o la talla de San Bruno de Manuel Pereira. Las sillerías gótica y renacentista y un conjunto de vidrieras del s. XV traídas desde Flandes forman también parte de su legado original.
Visita: gratuita, consultar horarios.