La estatua del Cid, de Valencia, tiene un gran valor simbólico para muchos de los viajeros del Camino del Cid que acuden hasta aquí para hacerse una foto, que "hermanan" con otras esculturas de muy diverso calado y factura encontradas a lo largo del Camino en Vivar, Burgos, Mecerreyes, Caleruega y el Poyo del Cid.
Esta es de Juan de Ávalos. La estatua original es obra de la escultora norteamericana Anna Hyatt Huntington, y se encuentra en los jardines de la Hispanic Society of America, en Nueva York. La propia autora hizo copia de la escultura para la ciudad de Sevilla con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. De esta última escultura, Juan de Ávalos hizo la copia que se encuentra en Valencia. Existen además, copias en Buenos Aires, San Diego y San Francisco.
Junto a esta estatua recordamos los pasajes del Cantar relacionados con Valencia, la ciudad soñada por el Cid. Según el poema, tras un largo asedio, el Cid conquistó la ciudad. El rey de Sevilla intentó enseguida recuperarla, pero fue derrotado en batalla campal en la huerta de Valencia.
Tras esta victoria el Cid recibió el perdón de Alfonso VI. Con estas noticias su mujer e hijas viajaron a Valencia, y el Cid las recibió alegremente a las puertas de la ciudad y les mostró sus dominios (la huerta maravillosa y grande) desde la torre del alcázar. Posteriormente el rey almorávide Yussuf acudió con 50.000 hombres para reconquistar Valencia, y fue igualmente vencido.
Tras esta victoria el Cid casó aquí a sus hijas con los infantes de Carrión. Dos años después, el rey Búcar asedió Valencia con un ejército poderosísimo (50.000 tiendas, dice el Cantar). Búcar cayó derrotado y muerto por el Cid, quien se apoderó de su espada, Tizona, valorada en 1.000 marcos de oro. Finalmente, recuperada su honra y reconocido como gran señor, el Cid murió en Valencia, y así finaliza el Cantar.
Visita: libre.
Rev. ALC: 01.09.2021