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Valencia (Valencia)

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Qué grande es la alegría que corre por el lugar,

cuando mio Cid ganó Valencia y entró en la ciudad.
Los que iban a pie caballeros se hacen;
el oro y la plata, ¿quién os lo podría contar?
Versos 1211 y ss. CMC 

 

La historia: el Cid  y Valencia

Valencia, denominada Valencia del Cid, "Balansiya Ibn Saí­d" en árabe, fue conquistada por el Cid en el año 1094. Históricamente, tras varios intentos frustrados al asalto, la ciudad cayó tras un duro asedio de seis meses. Allí murió Rodrigo Díaz, como señor o príncipe de la ciudad, el 10 de julio de 1099.

La más importante de las ciudades de Šarq al-Andalus fue tomada por los árabes en el año 718. Tras la caída del califato de Córdoba, Mubarak y Mudaffar, antiguos administradores de las acequias del Turia, declararon la independencia de la taifa. Sin embargo, fue con el reinado de cuarenta años de Abd al-Aziz (1021-1061) cuando Valencia alcanzó su máximo esplendor como ciudad musulmana. Uno de los motores económicos de la ciudad era la abundancia de la huerta, alimentada por un complejo sistema de irrigación

Tras la muerte de Abd al-Aziz, Valencia entró en un periodo convulso de gobiernos inestables y debilidad. El rey Alfonso VI, tras conquistar Toledo, colocó en el trono al rey depuesto, al-Qadir, quien fue escoltado hasta Valencia por Álvar Fáñez, fiel caballero del rey Alfonso.

Al-Qadir, al ser atacado por el rey de la taifa leridana al-Mundzir, pidió ayuda al rey al-Mustain de Zaragoza, quien mandó al Campeador hacia Valencia. Rodrigo logró levantar el cerco y, en un giro de intereses, decidió ponerse del lado del al-Qadir, dejando así de estar al servicio del zaragozano y pasando a proteger al rey valenciano. Sitiada Valencia por Alfonso VI, a quien no acababa de agradarle la intromisión de su antiguo vasallo, el Cid decidió atacar la Rioja. Finalmente el rey leonés levantó el asedio.

La situación política de la zona era muy inestable y los intereses de los protagonistas cambiaban con rapidez. En el año 1088 el Cid fue desterrado de nuevo por su rey. En 1094, muerto ya al-Qadir, y  tras seis meses de duro asedio en los que la ciudad tuvo que soportar un hambre devastadora, el Cid conquistó Valencia (15 de junio de 1094). Desde entonces hasta su muerte, la gobernó intentando conciliar los intereses de la mayoría musulmana, de la minoría mozárabe y, por supuesto, de los conquistadores.

La importancia de Valencia era tal que hubo diversos intentos de reconquista por parte de las huestes musulmanas, todos frustrados hasta la muerte del Campeador en la ciudad, el 10 de julio de 1099.  Su viuda, Jimena Díaz, defendió la plaza frente a las huestes almorávides hasta que la situación se hizo insostenible, abandonando en 1102 la capital, que fue inmediatamente ocupada por los almorávides.

Tras diversos intentos de conquista cristiana –Alfonso I el Batallador (1125), Alfonso el Casto (1172)–, Valencia pasaría definitivamente a manos cristianas el 9 de octubre de 1238, cuando el rey Jaime I, de nuevo tras un largo asedio y repitiendo los mismos pasos que el Cid como la disposición de un cuartel general en El Puig, desde donde castigar a la capital–, contempló cómo los musulmanes izaban la bandera aragonesa, indicando así su capitulación.

Jaime I procedió a otorgar múltiples privilegios a la que fue joya de su corona, incluyendo los fueros –Els Furs– obra comparable a las Partidas de Alfonso X. A la muerte del rey Jaime, su hijo Pedro I el Grande le sucedió, manteniendo la política expansionista de su padre, y siguió dotando a Valencia de privilegios y mejoras legislativas. Todo ello, a la larga, desembocaría en la prosperidad que harían de Valencia la gran capital levantina del siglo XV.

 

Valencia y el Cantar

En el Cantar de mío Cid  Valencia representa la culminación de sus sueños de recuperación del honor a través de un gesta inimaginable años atrás, cuando salió expulsado de su tierra "con lágrimas en los ojos".

Según el poema, el Cid conquistó la ciudad tras un largo asedio. El rey de Sevilla intentó recuperarla pero fue derrotado en una batalla campal en la huerta de Valencia. Finalmente El Cid recibió el perdón de Alfonso VI; su mujer e hijas viajaron a Valencia y el Cid les mostró sus dominios desde la torre del alcázar. Posteriormente, el rey almorávide Yussuf acudió con 50.000 hombres para conquistarla, pero fueron igualmente vencidos. Tras esta victoria el Cid casó en Valencia a sus hijas con los infantes de Carrión.

Habría un nuevo intento de reconquista almorávide de la ciudad: dos años después del matrimonio de las hijas del Cid, el rey Búcar asedió Valencia con 50.000 tiendas. Al igual que sus predecesores, cayó derrotado y fue muerto por el Cid, quien se apoderó de su espada, Tizona, valorada en 1.000 marcos de oro.

El poema concluye su narración constatando la muerte del Cid en esta ciudad, con su honra recuperada y reconocido como gran señor.

 

 

Qué ver y hacer en Valencia


La ciudad de Valencia, bañada por el Mediterráneo, sorprende siempre a quien la visita por primera vez, así que si aún no la conoces, te recomendamos planifiques tu visita, como mínimo, para dos o tres días.

Uno de los grandes méritos de la ciudad ha sido conjugar tradición y modernidad. Valencia posee un atractivo centro histórico, moteado con edificios modernistas, y plenamente integrado en una ciudad moderna de múltiples servicios, con un comercio y una gastronomía envidiables, y múltiples opciones para el ocio y la cultura, desde sus playas urbanas hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

La ciudad medieval se halla perimetrada por el antiguo cauce del río Turia, y las calles de Guillem de Castro, Xàtiva y Colón. Puedes entrar en ella por cualquiera de los puentes que cruzan el antiguo cauce del río Turia, hoy convertido en paseo ajardinado. El más antiguo es el de la Trinidad. Otro puente importante es el de Serranos, que da nombre a uno de los dos portales históricos sobrevivientes por los que se entraba a la ciudad amurallada. Ambos son de estilo gótico y están guarnecidos por sendas torres de las que reciben su nombre: las torres de Serranos y las Torres de Quart.

Aunque las murallas de la ciudad fueron derribadas en el siglo XIX, en nuestro paseo encontraremos algunos lienzos de la antigua muralla islámica, así como algunas torres o el Portal de la Valldigna, que en el siglo XV era la vía de conexión entre la ciudad cristiana y la morería. De estilo mudéjar, vale la pena visitar los Baños Árabes del Almirante, construidos por cristianos a principios del siglo XIV pero siguiendo el estilo de estos edificios típicamente islámicos. Aunque ha tenido fuertes intervenciones, vale la pena visitarlos para hacerse una idea de la finalidad y disposición de estas construcciones, centro de encuentro y ocio en las sociedades islámicas.

No sabemos por dónde entró el Cid en la ciudad, pero se cree que en Valencia vivió y murió en el palacio de al-Qadir, situado cerca del puente de la Trinidad. Este es el camino que elegimos, por la calle del Salvaldor, para llegar a , que acoge un interesantísimo museo arqueológico donde pueden verse, "atrapados" bajo tierra, restos arqueológicos y piezas de época romana, visigóticas e islámicas. A su lado se encuentra la cripta visigótica de la cárcel de San Vicente, de visita igualmente recomendable, y ya enfrente la Puerta del Palau de la Catedral de Valencia. Muy cerca, en la Plaza Mare de Deu, se reúnen los jueves, a las 12, los síndicos del Tribunal de las Aguas.

La Catedral de Valencia se erige sobre la Mezquita mayor, y fue consagrada como catedral por el Cid en 1096. La torre-campanario del Micalet o Miguelete, uno de los símbolos de la ciudad, muestra, con sus estilos tardo-románico, gótico, renacentista y barroco, la continua transformación de Valencia. Desde arriba -es visitable- se observan poderosas vistas de la ciudad. La catedral alberga numerosos tesoros artísticos y otros de valor simbólico o espiritual; entre ellos, destaca el conocido como Santo Grial, la copa que utilizó Cristo en la Última Cena.

Si continuamos por la calle de San Vicente Mártir, tras un largo paseo llegaremos a su entronque con la Gran Vía de Ramón y Cajal, donde se encuentra la Plaza de España y la estatua ecuestre del Cid Campeador, obra de Ana Hyatt Huntington, unida por lazos invisibles, pero muy sólidos, a su homónima en Burgos. Como curiosidad, muy cerca se encuentra el antiguo monasterio de San Vicente de la Roqueta, que fue la única iglesia mozárabe que pervivió en la ciudad musulmana hasta la conquista del Cid. 

 

No puedes perderte... 

 

Información práctica

Web turística del Ayuntamiento: www.visitvalencia.com

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