Castillo medieval del siglo XIV, encaramado en lo alto de una muela y del que sólo es apreciable su esbelta (y en muy buen estado) torre del Homenaje. La fortaleza de Langa es otra de esas construcciones levantadas en un lugar de incuestionable importancia estratégica –la frontera del Duero- desde tiempos prehistóricos. El castillo medieval no es sino la parte visible de un iceberg guerrero con cimientos celtíberos, romanos, visigóticos y musulmanes.
Por lo que se refiere al Cid, tras sufrir su primer destierro, Rodrigo obtuvo el perdón de Alfonso VI y volvió a Castilla tras cinco años al servicio de la taifa musulmana de Zaragoza. El rey Alfonso, como signo de conciliación, le entregó diversas tenencias, entre ellas, según algunos historiadores, Berlanga, Langa de Duero, y Gormaz con todos sus alfoces y habitantes.
Ya en el siglo XV, el castillo fue propiedad del Condestable don Álvaro de Luna desde el año 1441, y acogió a los Reyes Católicos en 1506 a su paso por Langa.
La torre es el único vestigio que ha llegado a nuestros días: tiene 20 metros de altura, 12 metros de lado y muros de hasta 2 metros de grosor. Cuenta con tres pisos y azotea con almenas y aspilleras en un muy buen estado. Destaca también la puerta de acceso situada en altura, los restos del antiguo matacán y el aljibe rupestre situado a los pies de la torre. Ésta última infraestructura no es la única estancia excavada en roca pues el castillo llegó a contar con un complejo sistema de galerías subterráneas, hoy cegadas, que servía de alojamiento para las tropas, de caballerizas o, incluso, de graneros.
Visita: consultar en el Ayuntamiento de Langa de Duero.
Rev. ALC: 21.04.2020