Restos de interés de las antiguas murallas que protegieron la ciudad de Teruel. Aunque no hay vestigios del antiguo castillo, sí que pueden rastrearse lienzos, portales y torreones de la antigua muralla. A estos fines servían también las torres de las iglesias de San Martín –asociada a la puerta de Daroca- o la del Salvador, que hacía las veces para el castillo desaparecido. Todavía se mantienen en pie dos portales, el de San Miguel o la Traición –junto al acueducto de Arcos, con arco rebajado en el interior y apuntado en el exterior- y el de Daroca o de la Andaquilla, con dos arcos apuntados, paso en recodo y adosado a la torre de San Martín. Junto a él nacen varios lienzos de muralla recuperados recientemente. De las torres de la antigua muralla se conservan cuatro: la de San Esteban –planta semicircular y fabrica de sillarejo-, la de Lombardera –ángulos achaflanados y terminada en semioctógono-, la de Ambeles con su característica forma estrellada y la de Rincón, con planta rectangular y adosada a un lienzo de la antigua muralla.
La datación de estos amullaramientos oscila principalmente entre los siglo XII y XIV. De los restos de la fortaleza del siglo XI poco se sabe, ya que por entonces Teruel debía contener una pequeña guarnición. La referencia del Cantar de Mío Cid obedece a la incipiente importancia que la población estaba adquiriendo a finales del siglo XII. Este es el motivo por el que el Cantar indica que el Cid, tras asentarse en el cerro de El Poyo, impuso un tributo a una serie de plazas musulmanas y, entre ellas, a Teruel.
Teruel es una ciudad para callejear. Existe una ruta urbana que recorre buena parte de los amurallamientos de la ciudad.
Visita: Libre.
Rev. ALC: 19.07.17