Según el Cantar de mío Cid, tras la batalla de Alcocer -en la que el Cid derrotó a un ejército musulmán venido de Valencia, y gracias a la cual obtuvo un considerable botín,- el Cid se instaló en El Poyo del Cid: desde allí sometió todo el territorio circundante, incluyendo Daroca.
La historia difiere de lo narrado en el Cantar: El Cid fue, a finales del siglo XI, una pieza importante en el tablero geopolítico del Levante español. En el año 1090, se enfrentó en clara desventaja contra las tropas del conde catalán Berenguer Ramón y del rey de la taifa de Lérida, Al Hayib, a quienes derrotó en la batalla del Pinar de Tévar, en Castellón. Tras esta batalla y con el fin de consolidar sus inestables lazos con Al Mustaín, príncipe de la taifa de Zaragoza, el Cid, herido en la batalla, se detuvo en Daroca donde acampó durante muchos días, ya que según la Crónica Roderici, había allí gran cantidad de víveres y ganado. Fue precisamente en Daroca donde días después el conde catalán y el Cid firmaron un acuerdo por el que Berenguer Ramón cedía en favor del Cid al protectorado, incluidas las parias, que ejercía sobre los reinos de Al Hayib: Lérida, Tortosa y Denia.
Por lo que se refiere al castillo, originalmente se trataba de una alcazaba árabe que fue modificada sustancialmente en el siglo XIX. Se trata de un recinto muy extenso (80 metros de largo por unos 30 de ancho) gobernado por el torreón de planta rectangular y construido en argamasa y mampostería con un arco apuntado. En torno a éste se distribuyen diversos lienzos de la antigua muralla -hechos con mampostería y tapial- en diversos estados de conservación, un antiguo aljibe de planta cuadrada y, situada a varios metros, la torre de Zoma, también de mampostería y otro de los elementos defensivos de la alcazaba mora.
Visita: Libre. Existe una ruta señalizada por las murallas. Para más información, consulta en la Oficina de Turismo de Daroca.
Rev. ALC: 29.04.2020