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Óscar Esquivias. "El Camino del Cid es uno de los viajes más emocionantes que he hecho en mi vida"

El escritor Óscar Esquivias en el Camino del Cid (Foto: Asís G. Ayerbe)

El escritor scar Esquivias en su ltimo viaje por el Camino del Cid (Foto: Ass G. Ayerbe)El escritor scar Esquivias en su ltimo viaje por el Camino del Cid (Foto: Ass G. Ayerbe)
Patricia Ansótegui

Con apenas 16 o 17 años, el escritor burgalés Óscar Esquivias ya iba andando de Burgos a Vivar siguiendo los pasos del Cid. Junto con su amigo el filólogo e historiador Luis González Fernández, recorría los escasos 10 km que separan la capital burgalesa de la cuna del Campeador “por amor al Cantar”. La obra le ha acompañado en su último viaje por el Camino del Cid “un recorrido apasionante” y del que hablamos no sin antes reivindicar la faceta literaria del Cid Campeador.

- Me dan ganas de comenzar a ritmo de reguetón y mover la cadera con el “chunda, chunda bom bom”… Vaya éxito tu particular versión del Cantar de mio Cid...

Sí… “My Sugar Cid” (risas).

- Permíteme situar al lector: a raíz de la canción elegida para representar a España en Eurovisión, y con grandes dosis de humor, publicaste los primeros versos del Cantar en una jerga que ni la mismísima Chanel. Personalmente agradezco (¡no sabes cuánto!) que traigas al Cid al siglo XXI. ¿Aún ves necesario quitar caspa al personaje?
Sobre el Cid todavía pesa toda esa retórica que nos viene sobre todo de la España decimonónica y luego del Franquismo. El Cid fue un símbolo contradictorio porque por una parte, para muchos revolucionarios, era el símbolo del pueblo que se rebela contra los poderosos, contra la aristocracia representada en el rey Alfonso y en los Infantes de Carrión: les planta cara. En el himno de Riego, en el himno republicano, se llamaba a los españoles “hijos del Cid” pero frente a esta visión también estaba la contraria, el Cid como prototipo del guerrero de la España atrasada que se recrea en las gestas que sucedieron hace siglos y que se niega al progreso. Durante el franquismo se fosilizó al personaje en ese prototipo de alguien que vive de la guerra, de las glorias militares y de un pasado glorioso que sucedió hace siglos y creo que es algo que todavía pesa en el imaginario colectivo. Frente a eso yo creo que hay otro Cid que a mí me resulta más simpático, es el Cid literario, el de los romances, el del Cantar, el de las obras de teatro, el de las óperas… es un Cid muy rico y que para mí, como escritor, es una fuente de inspiración. Por eso pienso que el Cid puede seguir siendo un personaje con el que se puede jugar y que se puede recrear haciéndole protagonista de un reguetón o de lo que queramos.


Extracto del Himno de Riego (imagen: hemeroteca digital Biblioteca Nacional de Espaa)Extracto del Himno de Riego (imagen: hemeroteca digital Biblioteca Nacional de Espaa) 


- En la campaña electoral de Castilla y León, Ortega Smith (Vox) afirmó que con su partido el Cid volvería a cabalgar por esas tierras. En una campaña anterior, Juan Carlos Monedero (fundador de Podemos), declaraba ser más de “Doña Jimena que del Cid Campeador”. Igual más que quitar caspa al personaje lo que se debería hacer es despojarle de ideología…
El Cid merece ser estudiado como un ejemplo muy representativo de la España de su época, exento de estas connotaciones que le hemos ido añadiendo a lo largo de los siglos. Hay que asumir que fue una persona del siglo XI que tenía la mentalidad de ese siglo, que se comportaba de acuerdo con los valores de su época y que eso no se puede extrapolar a la España actual sin adulterar su figura. Como escritor y como creador reivindico seguir utilizando al Cid literario y apartarlo de la política porque cuando se le menciona en ese sentido no tiene nada que ver ni con la historia ni con la literatura, lo que se consigue es rebajar al personaje convirtiéndolo en una caricatura. 

- El Cid es inherente a la ciudad de Burgos. ¿Crees que se le otorga el valor suficiente o que los burgaleses ya lo dan por amortizado?
El Cid es uno de los símbolos de la ciudad, claramente, pero a la vez eso hace que sea un personaje muy desconocido. Forma parte del paisaje hasta urbano, la estatua ecuestre del Cid todos la identificamos con Burgos, ha sido utilizada en muchas ocasiones como símbolo de la ciudad. Sin embargo, muchas de las personas que hoy cruzan el Puente de San Pablo no sabrían decir nada de los personajes que aparecen en él, salvo quizás doña Jimena. Yo creo que lo que domina en la mentalidad de la gente es que fue importante  y que puso a Burgos, y aún hoy lo hace, en el mapa iconográfico. Burgos está en la historia de la literatura gracias al Cid, el primer texto importante que se estudia en los institutos y en los colegios es el Cantar de mio Cid. Con la Divina Comedia de Dante, muchas personas no van más allá del infierno pues en el caso del Cantar mucha gente no lee más allá de los primeros versos que son los que precisamente suceden en Vivar, en Burgos, en San Pedro de Cardeña… Son episodios literariamente con mucho poder: el Cid abandona Vivar, el Cid llora, la niña que le niega posada… Precisamente por esa omnipresencia no se hace el esfuerzo de conocer al personaje histórico, por saber quién fue ese personaje literario tan rico. Además no hay un Cid, hay múltiples cides según el historiador, el poeta o el músico que lo trate.


La estatua ecuestre del Cid, utilizada en muchas ocasiones como smbolo de la ciudad. En la imagen algunos ejemplosLa estatua ecuestre del Cid, utilizada en muchas ocasiones como smbolo de la ciudad. En la imagen algunos ejemplos

- Hablas del Cid del Cantar, una de las obras clásicas de la literatura europea y la auténtica guía de viaje del Camino del Cid. Recientemente, y junto con el fotógrafo Asís G. Ayerbe, has recorrido un pequeño tramo de la ruta. ¿Cómo ha resultado el viaje?

En Archiletras nos han ofrecido una sección en la que visitamos escenarios de obras literarias importantes y quisimos empezar precisamente por el principio. En literatura lo primero con lo que se encuentran los jóvenes es con el Cantar. Quisimos visitar los escenarios del primer tramo del Poema hasta que el Cid y sus hombres abandonan Castilla, poquito más. Fue un viaje apasionante ya que son escenarios o paisajes que uno piensa que el Cid los vio exactamente igual, con los mismos ojos. No sé si por suerte o por desgracia hay zonas rurales que están como en el siglo XI, hermosísimas ¡qué te voy a decir! . Ha sido uno de los viajes más emocionantes que hecho en mi vida, ver amanecer en Gormaz entre esos bancos de niebla en el Duero me parece de esas experiencias estéticas y viajeras más impresionantes que he tenido.

- Es que vaya sitio...
Ya pero es que a veces viajas al otro extremo del mundo esperando encontrar maravillas y en Gormaz tienes algo que es extraordinario, un paisaje que a la belleza natural y geológica hay que sumarle unos valores históricos y artísticos fascinantes.

Esquivias en otro momento de su recorrido por la ruta, un viaje "emocionante" (Foto: Ass G. Ayerbe)Esquivias en otro momento de su recorrido por la ruta, un viaje "emocionante" (Foto: Ass G. Ayerbe) 


- En el artículo que publicas en Archiletras te pones en la piel del autor del Cantar, ofreces pinceladas de lo que pudieron ver los ojos de quién escribió los versos. Una perspectiva, a mi juicio, muy interesante y que dotan de humanidad al texto… 

A mí me gustó mucho hacer ese viaje llevando el Cantar. Te das cuenta de que la descripción del paisaje no tiene mayor importancia. Hay un contraste enorme entre un escenario que para nuestros ojos modernos es extraordinario y la naturalidad con la que el poeta lo cita. Él dice un nombre y ya evoca un mundo, es muy bonito. El Cantar es muy sintético, muy narrativo. Yo me di cuenta de que el poeta se fija más en el mundo interior del Cid, en su alegrías, en sus penas, en cómo llora. La historia que quiere contar es la historia de un valor humano poderosísimo, de alguien que tiene que sobrevivir en condiciones extremas porque es un desterrado que ha perdido el favor del rey y por tanto su honor. Vive de la fuerza de su brazo en un mundo con paisajes grandiosos pero a la vez hostiles para él. Creo que las grandes obras literarias, cualquier persona con sensibilidad, y si se es joven con la ayuda necesaria, te conmueven enormemente. Quizás sea un disparate leer todo el Cantar en el instituto pero yo creo que la lectura, acompañada por parte del profesor, puede hacer que ese texto sea algo inolvidable.

- Transmitir pasión con determinados títulos se me antoja complicado…
Cuando se pide desterrar a los clásicos de la enseñanza secundaria nos olvidamos de que los chavales si no lo leen en ese momento seguramente no lo vayan a hacer en su vida. El mundo está preparado para que se olvide la formación humanística y empezar a trabajar. Yo creo que los profesores de literatura tienen el privilegio y la gran responsabilidad de acompañar al alumnado en esas lecturas y hacerles descubrir lo que tienen de poderoso. Estoy convencido de que la historia del Cid les pude conmover muchísimo: es la historia de alguien que se enfrenta a unos dilemas existenciales, morales y de supervivencia extraordinarios con los que pueden conectar fácilmente. Se que a veces las condiciones en las que se da literatura es complicado, no quiero cargar toda la responsabilidad al profesor, pero creo que un chaval de 14 años puede entusiasmarse.

- Lo cierto es que cuando le explicas por ejemplo el “sáquente el corazón por el siniestro costado” de la Jura de Santa Gadea, sí consigues captarles. En una ocasión una chica de 14 o 15 años me comentó que le gustaba el Romance de la Jura por su "puntito gore"...
La Jura de Santa Gadea es un episodio que está contado de una forma vibrante pero a mí de chaval me impresionó mucho el romance de doña Urraca, cuando le llama a Rodrigo el soberbio castellano. También Las mocedades del Cid o El Cid de Corneille, qué obra, qué situación de tragedia griega, que se tenga que casar con la hija del hombre que ultrajó a su padre y que él ha matado... tiene mucha fuerza. 


El escritor tomando notas en el Camino del Cid (Foto. Ass G. Ayerbe)El escritor tomando notas en el Camino del Cid (Foto. Ass G. Ayerbe)


- Fuera de entrevista recordábamos que uno de los grandes y primeros reportajes sobre el Camino del Cid lo firmaste tú. Publicado el El País en el año 2004 entiendo que tu percepción sobre la ruta ha cambiado en estos 18 años...

El Camino del Cid no es un itinerario que trace una línea recta de un punto a otro como quizás pueda pensar la gente. El Camino del Cid es un laberinto el que uno se pierde muy gustoso, es un recorrido que además te vas encontrando a lo largo de la vida en muchos momentos, uno hace el Camino del Cid casi sin querer porque recorre buena parte de España por lugares insospechados y bellísimos. Mi vida ha estado muy enredada al Camino del Cid, primero porque siendo de Burgos, el Cid es un personaje habitual, conocido y familiar. Por otro lado,  tengo mucha amistad con Luis González Fernández, filólogo e historiador que fue alumno de Alan Deyermond, gran hispanista que conocía muy bien el Cantar. Recuerdo que de jovencitos, con 16 o 17 años, y por amor al Cantar, íbamos andando desde Burgos hasta Vivar del Cid, íbamos con mucha emoción y es que el Cid es una de esas cosas que te acompañan durante toda la vida. Me gusta que el Camino del Cid sea eso, un caracoleo que te lleva por las zonas más hermosas de España,  un laberinto como son los caminos en la vida.

 - Una de mis preguntas habituales que no me puedo resistir a hacer: ¿cómo te imaginas al Cid?
Pues es una pregunta que alguna vez me he planteado: ¿cómo sería el Cid?. Conocemos muchas cosas de él, del Cid histórico pero a la vez también desconocemos muchas otras. Yo creo que no me hubiera llevado bien con él, en aquellos tiempos y a lo que se dedicaba... no, no siento una sintonía cercana ni con el Cid, ni con su mesnada ni con Álvar Fáñez lo cual no quita para que le reconozca sus méritos. Me identifico más con los cides literarios y hablo en plural porque son muy variados, con ellos sí me siento muy cercano, con ellos sí vibro. Con el Cid histórico me siento distante como con otros muchos personajes de la historia.

- Es curioso, porque según con quién hable, a qué se dedique, cuáles sean sus aficiones, su forma de ver – y vivir - la vida… se siente identificado con una o varias facetas del Cid que desconocemos totalmente. Me resulta divertido conocer esas ideas sobre un personaje ¡que vivió hace 900 años!. Pienso que quizás es porque detrás tiene una obra literaria potentísima... 
Yo estudié historia pero a la vez soy escritor. Ahí me doy cuenta del gran poder que tiene la literatura sobre la historia. Un historiador por mucho que conozca a un personaje nunca se podrá meter dentro de su cabeza, sin embargo un escritor sí y por eso yo me siento más cercano al Cid literario que al histórico. Aunque objetivamente conozcamos muchas cosas del Cid yo creo que es más lo que desconocemos. Nadie puede decir si el Cid era simpático o antipático y lo que puedas decir es porque te lo imaginas desde el siglo XXI. No puedes afirmar si era encantador en el trato personal o no, si era familiar… Además también nosotros nos proyectamos en el siglo XI con nuestra personalidad actual, los primeros distintos seríamos nosotros mismos. En mi opinión todo queda en el campo de la literatura que al final es en el que el Cid sigue siendo el Campeador y ahí no tiene rival.

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