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Alfonso Boix: El Cid y sus hombres debían de ser gente de acción. Como esas bandas de Harley-Davidson que entran en un pueblo en medio de la nada

El medievalista especializado en el Cid, Alfonso Boix
Patricia Ansótegui
 
Apasionado del Cid, experto en el Cantar y pensando siempre en un nuevo artículo en el que trabajar, el Dr. Alfonso Boix, colaborador del Consorcio Camino del Cid, lleva casi media vida dedicado a la "cosa cidiana". Es difícil no dejarse llevar por su entusiasmo, por sus conocimientos y por unas teorías que te hacen querer aún más al personaje: al histórico y al de leyenda.
Hablamos con Alfonso Boix sobre Rodrigo Díaz, sobre el Cantar, política, y hasta nos imaginamos al de Vivar subido, por un momento, en una Harley-Davidson
 
¿De dónde viene tu interés por el Cantar de mío Cid y su protagonista?
Siempre me ha gustado la literatura, sobre todo a partir de Bachillerato cuando tuve un profesor que me marcó: D. Manuel García Comas. Él fue quien me hizo disfrutar de la literatura no sólo leyéndola sino investigándola. A partir de ahí se dio la casualidad de que un profesor en la universidad me propuso colaborar en un congreso de la Sociedad Hispánica de Literatura Medieval y, además de colaborar en la organización, me dijo que presentara algo. Buscando, me encontré con el Poema del Cid que, en principio, no iba a estudiarlo porque con lo trabajado que está ¡qué iba a decir yo! pero encontré un pasaje que me dio una idea y que nadie había considerado. Esa idea fue llevando a otras y, 17 años después, aquí estamos.

¿Cuál fue ese pasaje?
Verso 744 al 758: la escena de Minaya Álvar Fáñez que está en batalla, lo derriban y el Cid, al ver el problema que tiene su amigo, lo ayuda matando un moro, coge el caballo del moro y se lo entrega a Minaya para que pueda seguir cabalgando en batalla. Yo estudié Filología Inglesa y tenía que abordar textos del rey Arturo. Me di cuenta de que se podían establecer una serie de paralelismos entre esos textos - en los que encontré una escena similar - y el Cantar. Lo más curioso de todo es que el pasaje del Cid lo leí en el colegio cuando tenía ocho años y, cuando tuve que preparar el congreso, me acordé precisamente de ese pasaje. Siempre he pensado que estaba escrito que yo tenía que dedicarme a esto.
 
Quizás el culpable de tu dedicación cidiana no sea Rodrigo sino... el propio Álvar Fáñez
Igual tenemos una complicidad especial (risas)
 
Y desde entonces ¿cuántas veces ha leído Alfonso Boix el Cantar?
Entero... unas seis o siete veces. Luego pasajes concretos? no sabría decirte ¿quince, veinte?. Pero bueno, es mi trabajo. Hay quien se sabe alineaciones de fútbol enteras de los años 30.
 
Si tuvieras que elegir ¿con qué Cid te quedas, con el Cid de leyenda o con el Cid histórico?
Es muy difícil porque los dos tienen su parte mítica. Cuando oyes a gente que le gusta repetir tópicos como que era un mercenario o un traidor, pienso que quién dice eso no tiene mucha idea de cómo era la relación entre moros y cristianos de la época (y digo moro sin ningún tono despectivo en absoluto). Pero un hombre como el Cid, por muy mercenario que fuera, algo debió de tener para que se le dedicase un poema, algo fuera de órbita, algo extraordinario hizo. Vale que ese hombre fue desterrado, que eso era lo último, era la muerte social, casi peor que la muerte física, vale que tenía medios un poco expeditivos, pero no podemos juzgar lo que hacían entonces con la perspectiva actual, y en eso tienen algo en común el Cid histórico y el literario, el hecho de contarnos cómo un hombre que sale de la nada puede llegar a lo más alto. La gente, sobre todo de clase baja, que escuchara que uno de los suyos había conseguido eso, tenía que sentirse inspirada. El poema inspira porque ya hubo un personaje histórico en el que se basó. Otra cosa es que el Poema se tome sus licencias. Fíjate en Jimena, la mujer que guarda Valencia durante tres años contra los almorávides y que, sin embargo, en el Poema, es una muñequita, un ser pasivo.
 
A todos los expertos cidianos con los que he tenido oportunidad de hablar me gusta preguntarles cómo se imaginan al Cid. Me han hablado de él como un excelente militar, gran estratega, hombre familiar... En tu caso ¿qué visión tienes de Rodrigo?
Yo no creo que fuera un hombre familiar; de hecho, a saber si estaba enamorado de Jimena o no, ya que su matrimonio fue una recompensa del rey Alfonso, que decidió casarle con alguien de alta alcurnia. Pienso que durante el poco tiempo que estuviese en casa estaría más ocupado en temas de la corte, en temas de política. No quiere decir que, cuando estuviera en casa, no fuera el mejor padre del mundo, por supuesto, pero debía de estar poco tiempo, y seguramente porque le interesaba más su presencia en la corte. Al fin y al cabo, era su trabajo, y además le "gustaba la marcha". Creo que era un hombre de acción, pienso que una vida tranquila y rutinaria no iba con él.
En mi caso, y tomándonos una licencia un poco amplia, creo que sería como estas bandas de Harley-Davidson que entran en un pueblo en medio de la nada y la gente se horroriza. Piensa que ver a una tropa de desterrados que entran a caballo y que tienen que comer y beber... como esos tíos que entran en el bar y lo rompen todo. Yo creo que sería gente de acción. Lo que está claro es que todos nos creamos a nuestro propio Cid y eso es lo bonito. Quizás fue un poco de todo: familiar, estratega, tendría su punto gamberro... Es lo que tienen los grandes personajes, dentro de mil años seguro que la gente sigue adaptando al Cid a su imaginario.
 
Hace relativamente poco defendiste tu tesis doctoral en la que revisas ciertos asuntos relacionados con el Cantar. La tesis fue co-dirigida por Rafael Beltrán, de la Universitat de Valencia y por el mayor experto cidiano que existe a nivel mundial, el profesor Alberto Montaner. Éste último nos decía que aún se pueden extraer datos, teorías interesantes relacionadas con el Poema. Por ejemplo, y en relación a la autoría ¿aún se puede aportar nueva información?
Yo tengo mis teorías. Creo que el poema dice quién es el autor, aunque lo dice muy sibilinamente. Creo que también dice dónde se escribió e, incluso, dónde se crearon varias versiones. En mi opinión, la versión que tenemos del siglo XIV copió una bastante posterior no sólo de la original sino de otras reproducciones. Siempre se ha creído que una parte del poema se hizo en San Esteban de Gormaz, yo creo que allí se refundieron elementos. El Cid también estuvo muchos años sirviendo en Zaragoza y no se dice nada, el autor podría ser de allí o de Teruel, de Alcocer... Sí podemos saber cómo era el autor, por ejemplo, por sus conocimientos sobre derecho, pero aquí también entramos en sí existía un archivo cidiano con un volumen de información enorme. Los datos que manejo ahora me pueden llevar a saber quién es el autor y también a algún resto nuevo del poema. Aún así, reconozco que hay que llevarlo con mucho cuidado. Lo interesante es que, a raíz de una nueva teoría o de una nueva opinión, aparecen los que están a favor y los que están en contra, y cada uno saca sus nuevas ideas y cada idea nueva que sale puede generar muchas más. Tenemos Cid para rato, el Cid sigue cabalgando.
 
En Burgos, inicio del Camino del Cid, se asume al personaje como algo propio pero, en la Comunidad Valenciana ¿qué imagen se tiene de él?
En Burgos hay una cosa que me llama mucho la atención. Si lo piensas, el Cid de leyenda se va de Burgos y nunca vuelve. Se le cita al principio del Poema y poco más. Es curioso que Burgos lo aclame tanto; obviamente es el paisano que ha hecho a Burgos internacionalmente famoso pero, curiosamente, lo que le hace importante es irse de Burgos porque allí no habría tenido la andadura heroica que tuvo luego. En la Comunidad Valenciana casi se le ve como un invasor. Yo te puedo decir que hubo un profesor de universidad de esta comunidad (en alusión a la Comunidad Valenciana) que me llegó a decir que el Cid nunca estuvo en Castellón, ni en Morella. Se le ve casi como un entrometido y sólo hay que recordar el centenario de su muerte en el año 1999. En Valencia sólo se organizó una exposición, muy completa pero nada más. Eso sí, Jaime I, rey fundador del reino de Valencia, tiene todo el honor y todo el orgullo que merece y aún más porque es el fundador de estas tierras.
 
Pero los libros de historia sí hablan del Cid...
Hoy en día, cuando coges un libro de Historia de la Comunidad Valenciana, empiezan con Jaime I, pero cuando Jaime I viene aquí ya existe una historia anterior y en esa historia anterior estuvo el Cid. Además, Jaime I profesaba gran admiración al Cid, utiliza tácticas que él usó, se planta en El Puig para prepararse para tomar Valencia igual que hace el Cid, su espada era Tisó - se asemeja mucho a la Tizona del Cid - y existe la posibilidad de que fuera la propia espada del Cid. Hay demasiadas casualidades. La gente sabe quién es, pero a mí me han llegado a llamar traidor por estudiar el Cantar de mío Cid. Al que dice que le gusta el Cid le miran como facha, carca y casposo.
 
En Burgos también hay sectores que relacionan al Cid con una época pasada, más en concreto con el uso que hizo Franco del personaje...
Burgos jamás podrá desprenderse del Cid. El Cid es genética de Burgos, el carácter burgalés se ve reflejado en el Cid, sobre todo en el Cid del poema. Él nunca deja de acordarse de su tierra. Lo que tendría que entenderse en Burgos es que el Cid es universal y que es un patrimonio de la ciudad. Si preguntas en Soria, en la Comunidad Valenciana, ¡dónde sea! cómo es la bandera de Burgos, no lo sabrán, sin embargo diles quién es el Cid, les caerá bien o mal pero sabrán quien es. Ahí está: un hombre de leyenda, un hombre inmortal.
 
Quizás el Camino del Cid pueda ayudar a desterrar (nunca mejor dicho) ideas preconcebidas relacionadas con el personaje
El Camino del Cid es el único canal que permite acercar al Cid a la gente. Yo creo que el orgullo valenciano ha hecho mucho daño, pero hay que recordar que las acequias valencianas no las puso Jaime I, ya estaban antes, y no me refiero al Cid sino a los musulmanes, que estuvieron años atrás en estas tierras. Si, gracias al Camino del Cid, la gente puede conocer más al Campeador y descubrir que hubo una historia anterior, y que hubieron héroes por aquí antes que Jaime I, la función divulgativa a nivel social del Camino será inapelable.
 
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