SEÑALES
Alberto Luque Cortina
Acabamos de finalizar la campaña de mantenimiento de la señalización del Camino del Cid. Redondeando, hemos realizado 2.500 intervenciones sobre 1.300 km de caminos, senderos, carriles-bici e, incluso, carreteras. Todo ello a lo largo y ancho de las provincias de Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante. Allá por donde pase el Camino del Cid. Por páramos, valles y serranías. Durante siete meses: con frío, lluvia, nieve o un calor achicharrante, lo que toque en cada momento.
Dicho así suena un poco excesivo, pero en el fondo es verdad. Detrás de esas cifras hay otra realidad constatable: en primer lugar, el esfuerzo y buen hacer de UTM Desarrollos, la empresa que ha realizado estos trabajos. Me parece justo reconocerlo. En segundo lugar, las dimensiones del itinerario: en total, unos 1.500 km de senderos y casi 2.000 km de carreteras. Por su longitud, el Camino del Cid es un monstruo, un monstruo hermoso. Su belleza radica en su diversidad: una ruta tan extensa ofrece necesariamente una perspectiva envidiable de la variedad y riqueza de nuestra geografía. Y en eso estamos.
Hay quien nos pregunta por qué reseñalizamos todos los años teniendo en cuenta que las nuevas tecnologías ofrecen herramientas de geolocalización muy potentes, como los navegadores. Aunque no les falta razón, pensamos que estos trabajos siguen siendo muy importantes; tanto, que los años en los que hemos tenido que elegir entre señalizar o promocionar, nos hemos decantado por lo primero. Nos sobran los motivos. Os cuento algunos:
-Respeto. Es verdad que muchos viajeros se guían por navegadores. Es una tendencia creciente. Nosotros os recomendamos que os bajéis el navegador del IGN (que contiene nuestras rutas), o bien nuestros tracks y las topoguías: nada cuesta descargarlas -son gratuitas-, y ningún peso añaden a las alforjas y mochilas. Bueno, pues aún hoy, en 2019, hay mucha gente que no utiliza navegador o no quiere llevarlo. Para ellos, la señalización es fundamental, y nosotros pensamos que si alguien viene a nuestra tierra, y va a gastar su tiempo y su dinero en recorrer el Camino del Cid, merece toda la atención que esté en nuestra mano ofrecer. Es una simple cuestión de respeto.
-Rentabilidad. Reseñalizar es muy rentable. Siempre hemos confiado en el boca a boca. Creemos que la mejor promoción es la recomendación que un viajero le hace otro. Una correcta señalización favorece esa experiencia positiva. Nosotros gastamos aproximadamente 15.000 euros al año en estas tareas. No creo que, por ese precio, haya campañas de publicidad más efectivas a largo plazo.
-Señalizar, picar o trazar: lo que sea. Aunque el grueso de los trabajos realizados en estos siete meses se los lleva la señalización -en su mayor parte de marcas de pintura, pero también balizas, flechas, vinilos, etc.-, en paralelo se realizan otras tareas igualmente indispensables, como la adecuación y acondicionamiento de caminos, y muy especialmente la detección de anomalías y la supervisión de las incidencias que previamente nos han comunicado los viajeros. Estos trabajos sirven también para estudiar mejoras en la señalización -como los carteles de peatón por carretera que hemos incorporado este año- o replantear modificaciones necesarias en los trazados.
Y aún así, nada es suficiente. Es increíble la de cosas que pueden pasar en 1.500 kilómetros a lo largo de un año: desde cortes por obras, hasta el desplome de árboles, pasando por la invasión de cultivos y todo lo que queráis imaginar, incluidas las inundaciones. No está en nuestra mano resolverlas todas, no es esta la finalidad del Consorcio Camino del Cid, pero sí podemos, al menos, informar de su existencia a través de nuestra web y redes sociales, y proponer en su caso alternativas en tanto se solucionan. En este sentido, siempre os recomendamos que, antes de iniciar el viaje, echéis un vistazo al apartado de Alertas en Ruta de nuestro Visor Geográfico.
En resumen, la reseñalización tiene muchos efectos positivos. Uno, menos tangible pero no menos importante en estos tiempos de descreimiento, es el compromiso continuado de las ocho Diputaciones provinciales que crearon el Consorcio Camino del Cid por este proyecto turístico y cultural, mayoritariamente enfocado al mundo rural, y que tiene por finalidades últimas la generación de recursos económicos en las zonas por las que discurre y la satisfacción de quienes las visitan. De alguna forma, estas campañas anuales son como una ratificación no escrita del compromiso que adoptaron cuando crearon este Consorcio en 2002.
Este compromiso ha hecho posible que en las cinco últimas campañas se hayan realizado 15.497 intervenciones en materia de señalización, conservación y adecuación de caminos. Son muchas, diréis, casi suficientes para alicatar el Camino... Pues no. De verdad. Es difícil imaginar la cantidad de señales que se pierden, ya sea por degradación -con lo que hay que reponerlas o repintarlas- por accidentes naturales o humanos (léase una tala de árboles junto al camino, el paso de vehículos agrícolas, un desmoronamiento por lluvias, obras de carreteras...), o por quienes encuentran placer en destruir, porque sí, porque me da la gana y yo lo valgo. Venga hombre, tío, no te lleves las señales ni las arranques. Primero, es un bien público, o sea, de todos; y segundo, le haces la faena al que viene detrás, puedes perderle en medio del monte, y eso no te gustaría que te pasara a ti, ¿verdad? Si quieres un recuerdo, cómprate un llavero.
Bueno, lo que os he contado hasta ahora suena más o menos bien, pero no refleja toda la realidad. La otra parte de esa realidad es que aún queda mucho por hacer. La ruta, en general, está bien marcada, pero no exenta de problemas. El más acuciante es la señalización urbana.
El Camino del Cid discurre por 390 núcleos de población: algunos están señalizados o disponen de panelería informativa, pero no siempre es así, y en algunas ocasiones puede ser complicado encontrar la salida. Esto puede ser un problema para quienes no lleváis o no queréis usar navegador, por eso hemos mejorado las indicaciones de salida de población en las topoguías. Sabemos que esta no es la solución, pero no existe una respuesta sencilla. Sin duda, este es nuestro reto más importante, y en ello estamos. ¡Os mantendremos informados!