Según el Cantar de mío Cid, tras conquistar Valencia, Jimena y sus hijas, escoltadas por Álvar Fáñez y 165 caballeros, llegaron a Medinaceli en cinco días, donde esperaron la venida de una escolta de refuerzo procedente de Valencia. Tres años después las hijas del Cid regresarán en condiciones muy distintas a Medinaceli, de nuevo camino de Valencia, tras sufrir la afrenta de sus maridos los infantes de Carrión.
La posible hospitalidad "literaria" de los ocelitanos debe ser históricamente puesta en duda, ya que en vida del Cid la fortaleza de Medinaceli era un importante puesto de avanzada islámico. De hecho, sabemos que aproximadamente en el año 1067 el Cid derrotó en combate singular a un guerrero de Medinaceli, posiblemente por algún incidente fronterizo entre el Gormaz cristiano y la Medinaceli musulmana.
La cita de Medinaceli en el Cantar podría ser un anacronismo, ya que Medinaceli sí estaba ya en manos castellanas en el momento en que se escribió el poema, a finales del siglo XII o principios del siglo XIII. En todo caso, siguiendo la lógica de la narración literaria, y dada la identidad de los viajeros, debemos imaginar que Jimena y sus hijas durmieron en su alcazaba.
De la alcazaba islámica no queda nada. El castillo actual se construyó sobre esta en el siglo XIV. Se conservan en buen estado las murallas y torreones exteriores del antiguo castillo. En la actualidad, sus muros guardan las tumbas del cementerio de la localidad. El castillo fue construido en sillería, macizo, ciego de ventanales, tiene planta rectangular con torreones circulares en tres de sus esquinas y torre del homenaje de planta rectangular en el cuarto ángulo.
El emplazamiento en el que se encuentra fue de suma importancia en la Antigüedad, controlando el paso del valle del Jalón que une Aragón con el corazón de la península. Los atardeceres desde su muralla suelen ser espectaculares.
Visita: consultar horarios de apertura del cementerio en la Oficina de Turismo de Medinaceli.
Rev. ALC:26.10.2021