A diferencia de la otra fortaleza hermana de Villena (ver castillo de Salvatierra), éste de la Atalaya exhibe un envidiable estado de conservación gracias a las sucesivas restauraciones. Se encuentra aupado en el cerro de San Cristóbal y es uno de los elementos más reconocibles del perfil de Villena.
Desconocemos su datación exacta. Sí sabemos que Alfonso VI, en noviembre de 1088, convocó al Cid en los alrededores de Villena (Belliana según recoge la Estoria Roderici) para unirse a las tropas reales y levantar el cerco almorávide sobre la fortaleza de Aledo, por entonces en manos castellanas. El Cid, que estaba en Ontinyent, no se presentó a la cita o bien los dos ejércitos no se encontraron. Esto provocó la ira de Alfonso VI, quien condenó al Cid a un segundo y mucho más duro destierro, en el que se vio obligado a batallar en territorio enemigo por su supervivencia.
En esta ocasión Villena es protagonista muda en la historia del Cid, pues ni siquiera se tiene constancia de que entonces Rodrigo pasara por Villena. Sí lo hizo con posterioridad, en circunstancias muy diferentes. A mediados de 1093, el Cid ejercía de facto su poder sobre Valencia (sin haberla aún conquistado); su protectorado y sus intereses en Valencia peligraban ante la presencia almorávide. Los almorávides eran tribus bereberes del Magreb con una concepción rígida del Islam que en el siglo XII conquistarían al-Andalus. Los almorávides habían realizado diversas incursiones en territorio peninsular, y habían dejado guarniciones en algunas plazas, al tiempo que ganaban muchos partidarios entre la población, que veía con preocupación las conquistas cristianas, que achacaban a la relajación moral de sus gobernantes musulmanes. El Cid, para proteger la entrada por el sur, reconstruyó y fortificó el castillo de la Carbonera, a unos sesenta kilómetros de Villena.
En este complicado tablero político, había plazas musulmanas que, de buen grado o por la fuerza, se aliaban con el Cid para hacer frente a un enemigo común: los almorávides. Otras, partidarias de los almorávides, le eran abiertamente hostiles. Este debió de ser el caso de Villena, pues a principios del verano de 1093, en lo que parece ser una operación de castigo, lanzó un ataque a Villena y sus territorios desde Peña Cadiella, saqueando su tierra y comarca, y acumulando un gran botín de cautivos, bienes y víveres.
Respecto del castillo, la primera referencia documental es de 1172. Sabemos que el vecino castillo de Salvatierra es más antiguo pero desconocemos la exacta datación de este. La apariencia actual es principalmente del siglo XV, pero aún conserva interesantes elementos almohades. Su gran importancia estratégica (domina la antigua frontera entre Castilla y Aragón) le ha otorgado un especial protagonismo en sucesivos conflictos (las Germanías, la guerra de Sucesión, la guerra de la Independencia...).
El castillo tiene un interesante patio de armas, doble recinto amurallado, muros almenados y torreones cilíndricos. Gobernando el conjunto, su torre del Homenaje, de 25 metros de altura, levantada en época almohade y completada (los dos pisos superiores) por manos cristianas. En el interior, hay que prestar atención a las bóvedas almohades restauradas de los dos primeros pisos y los grafitos islámicos y cristianos de las paredes practicados por los prisioneros capturados en diferentes guerras.
El castillo también tuvo finalidades residenciales, y entre otros, aquí iluminó muchas de sus obras Don Juan Manuel (1281-1348), autor del "Conde Lucanor".
Visita: Con entrada, consultar horarios y precios en la Oficina de Turismo de Villena.
Rev. ALC: 22.06.2022