Escasos vestigios en ruinas de la planta de un castillo de los siglos XI y XII, de origen islámico, situados en la parte más alta de la localidad.
Originalmente, la fortaleza era de planta irregular, adaptada a la singularidades del terreno y estaba compuesto por tres recintos. La fortaleza tuvo gran importancia durante la expansión aragonesa del siglo XI, que instaló aquí la punta de lanza que miraba al Levante. Se trataría de un puesto de avanzada aragonés en pleno territorio islámico de la taifa de Lérida. Aunque no existe documentación que pueda confirmarlo, es muy probable que el Cid pasara por aquí en más de una ocasión, en virtud de los acuerdos que le unían con el rey aragonés Pedro I.
Posteriormente pasaría por diferentes manos (entre ellas, las de los caballeros Templarios) hasta que los tiempos de paz contribuyeron a su abandono. Durante las Guerras Carlistas del XIX alcanzó el estado de semirruina, convirtiéndose en cantera para muchas de las viviendas de la localidad.
El ascenso al castillo corona la visita a una de las poblaciones castellonenses de mayor evocación medieval, y premia al viajero con unas espectaculares vistas del Espacio Natural del Alto Maestrazgo, en el que se alternan los vastos bosques de pino silvestre y negro con formaciones montañosas, lomas, barrancos y parameras de alta montaña.
Visita: Libre.
ALC: 09.11.2021