Fuentes de Jiloca (Zaragoza)

Qué ver y hacer en Fuentes de Jiloca

Fuentes de Jiloca es un municipio zaragozano que se encuentra en el tramo final del valle del río Jiloca formando parte de la Comarca de la Comunidad de Calatayud. 

La estampa de la población vista desde la carretera no dejará impasible al viajero del Camino del Cid, sorprendido por la verticalidad de su caserío coronado por la iglesia, en contraste con el suave paisaje de la vega del río Jiloca. Y es que los orígenes de Fuentes de Jiloca se remontan a la fortaleza medieval que coronaba el núcleo y de la que hoy apenas quedan restos de su muralla y el torreón. 

Bajo el subsuelo del municipio se encuentra uno de los mayores yacimientos de alabastro de Aragón; mineral destinado tradicionalmente a la artesanía y a la decoración. De estas canteras se extrajeron los materiales para la construcción de la impresionante portada de la iglesia de Santa María de Calatayud en el siglo XVI. 

Desde antiguo los vecinos de Fuentes han sacado provecho del Jiloca, desarrollando una compleja red de acequias que parten de un azud ya documentado en el siglo XVIII. El pueblo contaba con dos molinos harineros, uno de los cuales fue transformado a principios del siglo XX en una moderna harinera con una pequeña central hidroeléctrica que abastecía de luz a la población. 

Una agradable caminata por sus estrechas calles nos conducirá hasta la iglesia de la Asunción, desde donde se disfruta de unas fantásticas vistas del valle del Jiloca. En el camino encontramos varias fuentes haciendo honor al nombre de la población y destaca la fuente de los Arcos. La iglesia fue levantada en el siglo XVI. Es un soberbio edificio de mampostería reforzado con sillares en las esquinas, contrafuertes y dos sencillas portadas renacentistas. En su fachada principal destaca la bonita galería de arcos de medio punto y una torre mudéjar a su izquierda. 

Merece la pena acercarse hasta el río Jiloca y pasear por sus orillas a la sombra de sus frondosos sotos. Allí coincide una variada oferta para la práctica senderista: el PR-Z 93, el SL-Z 37 o incluso el Camino de Santiago Valenciano.