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Alhama de Aragón (Zaragoza)

  • Alhamade Aragón, Zaragoza
  • Alhamade Aragón, Zaragoza


Otro día se puso en marcha mío Cid el de Vivar 

y pasó frente Alhama, por la hoz abajo va...
Versos 550 y ss. CMC

Alhama de Aragón es conocida desde la Antigüedad por las virtudes terapéuticas de su agua. Los romanos la conocían como Aquae Bibilitanorum. Ya en tiempos de la dominación musulmana pasó a llamarse Alhama, cuyo topónimo viene a significar "la fuente termal".

Alhama es una de las localidades zaragozanas que aparecen en el Cantar. Está claro que el poeta que lo escribió conocía muy bien esta ruta, pues llega a describir su hoz.

 

Qué ver y hacer en Alhama de Aragón

Al llegar a Alhama el paisaje de extensas llanuras que forma la cuenca sedimentaria del Jalón y que nos ha acompañado desde tierras castellanas, se transforma debido al encajonamiento del río formando un ancho cañón que deja a la vista espectaculares pliegues por los que manan numerosos manantiales. El paisaje de cereal cede protagonismo a la huerta, los sotos y pinares.  

Alhama de Aragón es conocida por la existencia de aguas medicinales que dan lugar a sus conocidos baños, y de los que deriva su nombre (Al Haman "los baños"). Romanos, árabes o cristianos han disfrutado de las aguas curativas que este entorno ofrece. Hoy en día los manantiales medicinales siguen empleándose con fines terapéuticos. Destaca sin duda el impresionante lago termal -único en España- de casi dos hectáreas de superficie, con dos islas y un caudal impresionante de cristalinas aguas que brotan a 34º. 

En Alhama los musulmanes levantaron una fortaleza cuyos restos todavía dominan el camino y el curso del río. La primitiva fortaleza fue conquistada por El Cid y luego volvió a manos musulmanas hasta que Alfonso I la ganó para los cristianos definitivamente en 1120. La airosa torre del homenaje de blanca piedra que destaca sobre el conjunto es posterior; quizá fue levantada en aquel siglo XIV tan agitado por las guerras entre castellanos y aragoneses.

La iglesia parroquial de la Natividad, es un templo barroco en el que destacan las yeserías que adornan la bóveda: una herencia de la habilidad de los alarifes mudéjares. 

Los edificios de los balnearios, con aires modernistas que nos traslada a las épocas doradas de este tipo de establecimientos, el castillo, el desfiladero, las casas apiñadas al pie de las rocas y el río, conforman un paisaje urbano inolvidable para el viajero. 

 

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