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NUEVE LUGARES DECISIVOS EN LA VIDA DEL CID CAMPEADOR

Estatua ecuestre del Cid, en Burgos / ALC.

 

Alberto Luque Cortina

Personaje histórico y de ficción, leyenda y mito, el Cid Campeador es la figura medieval hispánica más conocida fuera de nuestras fronteras. El "culpable" de ello es el poeta anónimo que lo inmortalizó en el Cantar de mío Cid, escrito un siglo después de su muerte y a la postre uno de los grandes poemas de la épica medieval europea. Posteriormente, otros autores, españoles y extranjeros, le hicieron protagonista de sus tramas y creaciones, y así hasta nuestros días.

Para que esto sucediera, el personaje histórico, Rodrigo Díaz, tuvo antes que conquistar Valencia. La suya fue una vida plena de trabajos, peligros y fuertes emociones. Su afán y su condición de desterrado le llevaron a recorrer una parte importante de nuestra geografía. Algunos de los lugares donde estuvo, y otros en los que no, marcaron su destino, ¿quieres conocerlos?

 

Vivar del Cid, mediados del siglo XI: la escuela de vida

Vivar del Cid, BurgosVivar del Cid, Burgos

Este pequeño pueblecito a 10 km al norte de Burgos tiene el orgullo de ser la patria chica de Rodrigo. El Cid nació en torno a la mitad del siglo XI y se crió en un ambiente de guerra que le marcó profundamente.

Vivar se hallaba por entonces en la frontera entre el condado de Castilla y el reino de Navarra, y a cuyo cargo se encontraba el padre del Cid, Diego Laínez, que destacó por su bravura, conquistando a los navarros las fortalezas vecinas de Ubierna, Urbel y La Piedra.

Vivar es también el inicio del Camino del Cid: es aquí donde comienza la acción del Cantar, con Rodrigo observando con lágrimas en los ojos sus propiedades antes de abandonarlas, pues el rey Alfonso le ha condenado al destierro.

 

Zamora, 1072: las ilusiones truncadas

Entre las muchas guerras dinásticas que asolaron el siglo XI, una de las más famosas es la que enfrentó a Alfonso -rey de León- y a Sancho -rey de Castilla- por la herencia de su padre, Fernando I. Inicialmente la guerra favoreció al castellano Sancho, quien venció a su hermano y se hizo coronar rey de León.

A su lado estaba el que ya era uno de sus guerreros más destacados y hombre de su confianza, el joven Rodrigo. Sin embargo, Sancho murió asesinado en 1072, durante el cerco de Zamora, sucediéndole en el trono su hermano y rival, Alfonso. Aunque Alfonso VI siguió contando con Rodrigo, nada volvió a ser igual. La carrera hasta entonces meteórica del joven de Vivar quedó cercenada en Zamora.

Zamora es conocida por su asombroso patrimonio románico. Extramuros, se encuentra la iglesia románica de Santiago: una tradición la señala como el lugar donde el Cid fue armado caballero.

 

Sevilla, 1079: el esplendor andalusí

En el siglo XI, las principales fuentes de financiación de los reinos cristianos eran la guerra y el cobro de parias. Las parias eran unos tributos que los cristianos, con su superioridad militar, exigían a los príncipes musulmanes como pago por su protección. En 1079 el rey Alfonso VI encomendó a Rodrigo la delicada misión de viajar a Sevilla para cobrar las parias al príncipe Almutamid.

Es muy probable que este contacto directo con la cultura árabe, mucho más avanzada, sofisticada y rica que la cristiana, produjera en Rodrigo una impresión imborrable. Además, durante esta misión, estando muy cerca de Cabra (Córdoba), se enfrentó en batalla campal al conde García Ordoñez, su gran enemigo en la corte leonesa-castellana, venciéndole y humillándole.

 

Gormaz, 1081: el primer destierro

Gormaz, Soria.Gormaz, Soria.

No se sabe con seguridad las causas del primer destierro del Cid. Hay quien opina que fueron las intrigas del conde García Ordoñez, enemigo de Rodrigo y uno de los hombres de confianza del rey Alfonso VI. Otra teoría apunta a Gormaz (Soria), una fortaleza árabe a orillas del río Duero, en plena frontera entre Castilla y Al Andalus, que había pasado a manos cristianas veinte años atrás.

En 1081 se tuvo noticia del ataque de una banda armada, probablemente de musulmanes, a la población cristiana asentada a las faldas del castillo. El Cid, sin permiso del rey, lanzó un durísimo ataque de represalia que le llevó hasta lo que hoy es la provincia de Guadalajara, y que por entonces pertenecía a la taifa islámica de Toledo. Como esos territorios estaban bajo la protección de Alfonso, la "iniciativa empresarial" del Cid, que obtuvo un buen número de esclavos y un importante botín, provocó la ira del rey y su destierro.

Si el Cid no hubiera sido desterrado su historia se habría escrito de otra manera o, simplemente, no se habría escrito. Gormaz, la fortaleza califal más larga de Europa, se encuentra a menos de 20 km de los conjuntos histórico-artísticos de San Esteban de Gormaz, El Burgo de Osma y Berlanga de Duero. Desde sus muros obtendrás unas vistas espectaculares, y por un momento podrás sentirte uno de los guerreros, musulmanes o cristianos, que la custodiaron durante siglos.

 

Villena, 1088: el segundo destierro

Villena, AlicanteVillena, Alicante

Siete años después de su primer destierro, las cosas parecían irle bien al Cid. Ya fuera al servicio de los príncipes islámicos de Zaragoza o de su rey Alfonso -con quien se había reconciliado-, o bien por cuenta propia, el Cid había convertido la zona del Levante en su centro de operaciones.

En 1088, la fortaleza de Aledo (Murcia), en pleno territorio andalusí, estaba ocupada por una guarnición castellana. Desde allí lanzaban numerosos ataques de desgaste contra los intereses de las taifas. Los andalusíes se coaligaron con los almorávides (tribus bereberes del norte de África) para asediar la plaza. Enseguida, Alfonso VI se encaminó desde León en ayuda de sus hombres, y ordenó al Cid, que se encontraba en Ontinyent, que se reuniera con él en los alrededores de Villena, en Alicante, para seguir juntos hasta Aledo.

Finalmente, por causas que se desconocen, los dos ejércitos nunca se encontraron. El rey Alfonso ardió en cólera, echó la culpa al Cid y le condenó a un segundo y más duro destierro. Fue un momento crítico para Rodrigo: rodeado de enemigos, muchos hombres le abandonaron. Sin embargo, no se dejó arrastrar por las circunstancias, sino que comenzó a lanzar ataques de pillaje que le llevaron hasta Denia, y así, con la libertad y valentía de los desesperados, empezó a allanar el camino a Valencia. El destino final del Cid se forjó con su segundo destierro.

 

Pinar de Tévar, 1091 (aprox.): la gran victoria

Dos de los mayores enemigos del Cid fueron cristianos: el conde castellano García Ordóñez, y el conde catalán Berenguer Ramón II. Durante años, el Cid y Berenguer rivalizaron para imponer su hegemonía en el Levante.

La batalla decisiva tuvo lugar en el Pinar de Tévar, en 1091. El Cid derrotó y capturó al conde Berenguer, quien se vio obligado a ceder al castellano sus intereses en la zona, y con ellos las parias y tributos que cobraba a los príncipes musulmanes. Estas parias convirtieron al Cid en un hombre rico y con recursos suficientes para financiar su gran sueño: la conquista de Valencia.

Morella, Castelln.Morella, Castelln.

No se sabe con seguridad dónde se produjo la batalla, probablemente en lo que hoy es el Pinar de Pereroles, un abrupto paisaje entre Monroyo y La Pobla d'Alcolea, a 18 km de Morella, un pueblo medieval de fantasía y la gran joya del Maestrazgo. 

 

Albarracín, 1093: peligro de muerte

Albarracn, Teruel / ALC.Albarracn, Teruel / ALC.

Escondida entre los meandros del Guadalaviar, Albarracín fue la capital del legendario reino bereber de los Banu Razín. En 1093, su rey decidió buscar aliados entre los aragoneses para conquistar Valencia, que se encontraba bajo la protección del Cid. Al enterarse, Rodrigo penetró en sus escabrosos dominios para lanzar un ataque de represalia. En una refriega en los alrededores de Albarracín, recibió un grave lanzazo en el cuello que, por unos pocos centímetros, no le costó la vida.

El pasado islámico de Albarracín está muy presente en sus calles, evocadoras y alambicadas, y en edificios singulares como la alcazaba. Albarracín cuenta con numerosos atractivos que la hacen merecedora de ser uno de los pueblos más bonitos de nuestro país. 

 

Valencia, 1094: la ciudad soñada

Y finalmente, Valencia. Tras seis meses de duro asedio, el Cid conquistó la ciudad el 15 de junio de 1094, causando una gran conmoción entre los musulmanes y cristianos de la Península. Desde entonces hasta su muerte la gobernó como príncipe, defendiéndola de los ataques almorávides e intentando conciliar los intereses de la mayoría musulmana, de la minoría mozárabe y, por supuesto, de los conquistadores.

ValenciaValencia

 

Consuegra, 1097: la desdicha infinita

En el año 1097 las huestes de Alfonso VI se enfrentaron en Consuegra a un ejército almorávide llegado del norte de África para deshacer el avance cristiano en la Península. Entre los muchos caballeros que se dieron cita estaban el conde García Ordóñez, Álvar Fáñez, y Diego, el hijo del Cid.

El ejército de Alfonso fue derrotado y Diego murió en la batalla. Con él, desaparecía la descendencia masculina del Cid y las esperanzas del Cid de instaurar una dinastía propia en Valencia. Rodrigo falleció dos años después, con los almorávides acechando las murallas de la ciudad. Jimena, su mujer, se hizo cargo del gobierno con energía y arrojo, pero se vio obligada a abandonarla en 1102 ante la amenaza imparable de los africanos. Antes, exhumó el cadáver y lo trasladó al monasterio de San Pedro de Cardeña. La leyenda del Cid había comenzado.

San Pedro de Cardea, BurgosSan Pedro de Cardea, Burgos

 

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