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David Porrinas: “El Cid debería estar entre los diez grandes mayores estrategas a nivel mundial”

El profesor e investigador David Porrinas

El profesor e investigador David Porrinas El profesor e investigador David Porrinas

Patricia Ansótegui

David Porrinas se enganchó al Cid hace veinte años. Seducido por su faceta guerrera y militar, comenzó a estudiar al personaje impulsado por el catedrático de Historia Medieval, Francisco García Fitz, su director de tesis. Fruto de sus trabajos, de sus numerosas publicaciones, de innumerables artículos acerca del Campeador, lanzó a finales de 2019 “El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra” (Desperta Ferro), una amplísima biografía sobre el Cid que se ha convertido en la sorpresa editorial del invierno. 

- Cuarta edición de su libro. Enhorabuena. ¿Se esperaba esta acogida?
Gracias. No, para nada. No podía imaginar que en poco más de dos meses saliesen cuatro ediciones  y eso que la editorial – Desperta Ferro – apostó fuerte por el libro. De hecho me dijeron que nunca habían sacado tantos ejemplares de una primera edición pero entendieron que podía funcionar muy bien. 

- ¿Dónde cree que radica el éxito?
Creo que es una combinación de factores. La publicación de “Sidi”, la novela de Pérez-Reverte, ha influido bastante y aunque el Cid siempre ha estado de moda, hay determinados momentos en los que tiene picos de popularidad. Junto a la novela de Pérez-Reverte también se ha dado bastante cobertura informativa al rodaje de la serie “El Cid” que se va a estrenar parece ser que a lo largo de este año. Además hacía tiempo que no había una biografía histórica del personaje. La última (de las más conocidas) es la de Gonzalo Martínez Díez y se publicó en 1999, hace más de veinte años.

 - Prácticamente cuando empezaron sus investigaciones…
Sí, yo terminé la carrera precisamente en 1999 y coincidió con la conmemoración en Burgos del Centenario de la muerte del Cid. Por esas fechas fue cuando comencé a estudiar al personaje inducido por mi director de tesis, Francisco García Fitz.

- Al margen del impulso – necesario – del catedrático que dirige su tesis doy por sentado que algo le tuvo que atraer del Cid. ¿Qué le sedujo del personaje? 
Descubrir aspectos de su faceta guerrera y militar que no venían contemplados en los estudios que había hasta ahora. El Cid había sido estudiado desde un punto de vista biográfico con obras como las de Martínez Díez, Peña Pérez o con la biografía de Richard Fletcher, con la que sin lugar a dudas me quedo.

 - Que un historiador, hispanista y medievalista inglés dedicase una biografía al Cid aporta un valor añadido…
Posiblemente ningún español se atrevió a volver sobre el personaje porque se daba por sentado que nadie podía aportar nada a los estudios de Ramón Menéndez Pidal. Tenemos que tener en cuenta que desde la publicación en 1929 de “La España del Cid” de Menéndez Pidal, hasta 1989 no sale ninguna biografía y es porque Menéndez Pidal es uno de los grandes sabios de la historia de España y su libro es un compendio de erudición impresionante. Volver a eso cuando Ramón Menéndez Pidal se ha convertido en la gran autoridad, es complicado. Aparte están los condicionantes políticos, es inevitable.

 - La política está ligada a la historiografía, no nos queda otra que hablar de ello…
El Cid fue muy abusado durante el franquismo. Ya en transición y tras la muerte de Franco se produce un rechazo hacia el personaje. Ocurre lo mismo con otros símbolos como la bandera española. Se utilizaron tanto como legitimación durante ese período, que se tiende a desmarcarse de ellos y se pasa de la sublimación y de estar presente en un montón de esferas a prácticamente apartarlos. También ocurre con los libros de texto de historia en los que el Cid, especialmente a partir de los años 80, no tiene prácticamente ninguna presencia algo que sin embargo no pasa con el Cantar de mio Cid que nunca dejó de estudiarse. Incluso en esos años surgió el gran especialista que hay sobre él que es Alberto Montaner, una especie de Menéndez Pidal, un sabio en todos los sentidos. No sólo sabe de literatura, es también lingüista, arabista, historiador… Tiene un conocimiento global que le permite aportar muchísimo conocimiento aunque él lo enfocó desde un punto de vista literario.


"Espero y deseo que este
no sea el último libro 
que se escriba sobre el Cid" 

 

- En la última década he tenido ocasión de hablar con numerosos historiadores, medievalistas… en definitiva con un buen número de investigadores que están inmersos en la “cosa cidiana”. Todos coinciden en señalar que aún hay detalles que desconocemos del Cid. ¿Aún hay aspectos que aportar?  
Sí, por supuesto. Todavía queda trabajo por hacer. Yo lo he dicho en más de una ocasión y lo sigo manteniendo, espero y deseo que este no sea el último libro que se escriba sobre el Cid y no me refiero a escribirlo yo. Ojalá dentro de diez años tenga que reescribir el libro porque hemos descubierto nuevos datos, nuevas visiones. La historia no es una disciplina cerrada, la historia está en continuo proceso de avance, porque cambian los enfoques, cambian las perspectivas y los mismos textos se pueden mirar con distintos ojos por la propia sensibilidad de quien lo mira y también por su propia formación. Esto fue lo que me llevó a estudiar al Cid porque yo no lo empecé a estudiar como tema de investigación, yo empecé a estudiar la caballería y la guerra en la Edad Media.

- Un tema sobre el que tiene prevista una publicación…
Sí. Además el libro, con esta otra publicación, cobraría otro sentido y podríamos entender otros  aspectos relacionados con el Cid situándolo en un marco más amplio. Se le podría comparar con esos señores normandos que están operando en el mismo tiempo en Sicilia y en el sur de Italia. Es un trabajo que aún está sin hacer. También se podría establecer una comparativa con el Conde Bohemundo que conquista Antioquía creando un señorío personal como el Cid. Se podían realizar estudios en ese sentido y veríamos que hay una serie de conexiones que están marcando patrones de una época aún entendiendo  que cada uno de esos personajes son excepcionales en sí mismos. Queda mucho que decir sobre el Cid. 

Detalle del Beato de Urgel, elaborado, probablemente, a finales del siglo XDetalle del Beato de Urgel, elaborado, probablemente, a finales del siglo X

- ¿Qué enfoque nuevo van a encontrar aquellos lectores que se acerquen a su libro?
Se van a encontrar un talento militar que no conocían, una capacidad de organizar tropas pero también de desarrollar tácticas, de hibridar huestes de cristianos y musulmanes, de llevar a cabo operaciones militares que son auténticamente excepcionales en el momento, de utilizar armas de guerra que parecen de la Edad Contemporánea como es la insurgencia y la contrainsurgencia… en fin, hay una serie de matices, de ideas que no habían sido analizadas en profundidad desde esa óptica de la guerra y de la caballería y es verdaderamente donde él cobra sentido. El Cid consigue lo que consigue gracias al ejercicio de la guerra. Si no se analiza esa vertiente militar, nos vamos a estar perdiendo muchísimos matices que enriquecen al personaje, 


"El Cid es comandante y combatiente.
Participa y se implica en los ataques.
No es sólo un director de hombres"
 

- Decía el profesor Pinto Cebrián que hasta que no se estudie la faceta militar del Cid, el personaje va a estar incompleto. Algo que coincide con lo que me está comentando…
¿Qué es básicamente el Cid?. El Cid es un guerrero, un señor de la guerra, es un comandante y también un combatiente porque también se implica en los combates, él participa e incluso encabeza los ataques y resulta herido de gravedad al menos en dos ocasiones. No sólo es un director de hombres. El Cid aúna esas dos funciones y así pasa prácticamente toda su trayectoria vital, toda su edad adulta. Lo hace de manera continua y permanente no como otros señores que no tienen esa dedicación plena y completa. De hecho una de las originalidades del personaje es que consigue articular un ejército permanente en una época en la que no existen ese tipo de ejércitos. Son ejércitos temporales, de leva feudal, regulados por las obligaciones feudo-vasalláticas, que tienen una duración determinada. Sin embargo el Cid consigue estar continuamente comandando un ejército porque tiene capacidad para pagarlo, en base a la guerra, en base al cobro de tributos, en base a la extorsión, en base a un círculo de la guerra que él crea precisamente para mantener ese ejército. Es su soporte vital, su auténtico resorte, lo que a él le permite conseguir sus objetivos. Que su ejército no se desgrane, no se separe, conseguir tenerlo siempre junto a él, le exige dedicarse continuamente a la guerra. Eso es algo excepcional al menos en la Península Ibérica.

- Siendo una faceta tan importante ¿por qué no se ha estudiado lo suficiente?
El aspecto militar se ha estudiado pero de una manera más bien narrativa. Al estudiar al personaje se han tenido en cuenta las batallas, las cabalgadas, los asedios… en definitiva aspectos militares pero no se había estudiado con la profundidad necesaria para poder entenderlo, por eso es por lo que estaban escapando matices, matices tan importantes como por ejemplo quién compone el ejército de Rodrigo Díaz. No lo sabemos, no tenemos una lista de las personas que estaban en ese ejército, es más, no tenemos ni un sólo nombre, intuimos que pudo tener cadenas de mando pero también podemos pensar que el grueso de sus tropas serían precisamente musulmanes porque él no tendría capacidad suficiente como para salir de Castilla con un grupo demasiado numeroso de caballeros. La propia lógica te lleva a pensar que los años al servicio de la taifa de Zaragoza serían esenciales para que él se nutriera de músculo para su ejército, gente con la que él había trabajado, a la que él había entrenado… De allí conseguiría un buen número de fieles musulmanes que luego ya no le abandonarían nunca. Al igual que cuando opera en la zona de Valencia. Valencia era una zona de mucha disensión y de mucha discusión de poder, de mucha facciones. Muchos descontentos se le sumarían lo que te lleva a pensar que a lo mejor el 80 por ciento o algo más de su ejército era musulmán.

- Tengo la impresión de que determinados sectores no le van a comprar esa teoría…
Claro, porque al Cid se le convirtió en un símbolo de la cristiandad. ¿Cómo vas a contar tú ahora que la mayoría de la gente que comandaba el Cid era musulmana?. Entendiendo bien el periodo y la propia lógica te lleva a pensar eso. La élite y el cerebro de ese ejército sería un grupo de cristianos muy fieles a Rodrigo Díaz con relaciones no sólo de señor-vasallo incluso de amistad o parentesco, gente que parte de Castilla, también algunos aragoneses.

- Un aspecto muy interesante para analizar…
Sí, pero la guerra no se había estudiado aquí, la historia militar fue una disciplina que también cayó en desgracia porque quiénes la habían desarrollado eran historiadores muy vinculados a Franco. Algunos además lo habían estudiado a su manera y en muchas ocasiones sin ni siquiera una formación académica o histórica. Tendremos que esperar hasta Francisco García Fitz para tener en España a un gran experto en historia militar. Cuando él empezó a estudiarla a mediados de los 80 estaba prácticamente en pañales. 

Miniatura incluida en el Beato de las Huelgas (1220)Miniatura incluida en el Beato de las Huelgas (1220) 

- En su libro habla del Cid, de su historia, del mito. Con quién se queda David Porrinas ¿con el hombre de carne y hueso o con su leyenda?
Con los dos. Uno de los capítulos que más me gustó escribir fue precisamente el último, es algo que no estaba hecho hasta ahora. Aporto datos de cómo el Cid va evolucionando a lo largo del tiempo con esa secuencia diacrónica, prácticamente desde que muere hasta hoy día porque eso te permite ver cómo ha ido evolucionando en función de las distintas sensibilidades y de las distintas necesidades de cada época. Eso al final acaba siendo una historia muy interesante, historia de la cultura, de las mentalidades, del pensamiento, pero también es historia de las ideas políticas y de cómo ese personaje acaba siendo utilizado de una manera, interpretado de otra… y eso le permite seguir manteniéndose vivo y que a día de hoy sigamos teniendo tanto interés en este personaje que ha conseguido que nunca se haya olvidado. La parte del mito tiene un interés muy evidente pero es que la parte da la historia, el no haber profundizado en esa faceta militar suya nos había privado de conocer a un personaje excepcional, único en bastantes sentidos dentro de su propia época y de su propio mundo y con una gran capacidad que debería situarle entre los diez grandes mayores estrategas de la historia mundial porque, con relativamente poco, es mucho lo que consigue y eso implica un grandísimo talento.


"La verdadera clave del Cid
son sus cualidades psicológicas.
Su capacidad para convencer a sus hombres,
para alcanzar un objetivo"

 
- Quizás la leyenda haya ensombrecido al personaje histórico…
La parte mítica le atribuye más sus éxitos a cualidades físicas, habla de su fuerza, de su destreza manejando las armas pero la verdadera clave del Cid son sus cualidades psicológicas. Su capacidad para convencer a sus hombres, para alcanzar un objetivo,  para motivarlos continuamente, para tenerlos siempre cohesionados, para confundir al enemigo usando distintas armas psicológicas, para incluso combatir durante la noche… Es posible que él aprendiera en Zaragoza algunos rudimentos de astronomía o que llevara a alguien que supiera de astronomía y que le ayudara a guiarse mirando las estrellas. Zaragoza en esa época era uno de los puntos del mundo donde más se estaba desarrollando el astrolabio, es posible que el Cid asimilara algunos de esos conocimientos o que alguien de esa taifa lo acompañara y que formara parte de su hueste final. Son unos aspectos que me resultan muy interesantes y que me descubren un personaje que a mí me merecen mucho la pena conocer y que la gente conozca.

- ¿Mantiene que fue Jimena quien comenzó a forjar la leyenda? 
Es posible que fuera Jimena junto al obispo Jerónimo. Les interesaba porque habían perdido Valencia pero no la oportunidad de recuperarla. Qué mejor manera de legitimar algo que se puede recuperar que asociando esa conquista al héroe que la ha logrado, trabajar todo lo posible para que eso no se olvide, para que se mantenga en la memoria, para que recuerden que Valencia fue conquistada por Rodrigo el Campeador y además en unos momentos de mucha dificultad para la parte cristiana, con una presión almorávide muy intensa. Están creando un referente y las dos ideas principales para fundamentar el mito. Por una parte que ha conquistado Valencia no siendo rey, no siendo conde, ni siendo un gran señor territorial y por otra que ha sido el único capaz de derrotar a unos almorávides que en las tres primeras décadas del siglo XII, cuando ya se ha ido formando la leyenda del Cid no hacen otra cosa que derrotar a cualquier ejército cristiano que se les está plantando delante.

- Sin embargo Jimena aguantó muy bien el tipo...
En el libro también se reivindica su figura. No tenemos mucha información sobre ella, pero Jimena aguanta, aguanta muchísimo e intenta todo lo posible para mantener el señorío de Valencia. Yendo más allá, Jimena continúa una posible relación de vasallaje con el Papa. Eso es algo que no se había planteado nadie, que el Cid hubiera mantenido una relación vasallática con el Papa para mantener el señorío como esperanza cuando su único hijo varón ha muerto en una época en la que es muy difícil, por no decir imposible, que una mujer pueda gobernar y más en un escenario tan convulso y tan marcado por la guerra como es la Penínusla Ibérica en ese momento. En el resto de Europa no hay experiencias de gobierno femenino como para que pueda haber una aquí, en un momento de tanta presión almorávide. Se entendía además que una de las funciones principales de un príncipe, de un rey era la de comandar ejércitos y en esa época se entendía que una mujer no podía desarrollar eso, por lo tanto estaban incapacitadas para el gobierno. A pesar de todo ella lo intenta a toda costa, incluso ampliando las donaciones del señorío a la iglesia, llega a entregar, en un nuevo diploma que ella emite un año antes de abandonar la ciudad, la décima parte de todo ese señorío a su obispo que es vasallo directo del Papa Urbano. De alguna forma le está entregando buena parte de su señorío al Papa de Roma sabiendo que la cruzada ya ha cuajado, tal vez con la esperanza de integrar ese señorío valenciano dentro de los planes de la Cruzada y recibir apoyo del papa para poder defenderlo. El Papa no le iba a entregar tropas pero sí podía enviar a determinados aliados como ocurría en otros escenarios europeos.

- El Camino del Cid atraviesa ocho provincias, prácticamente 400 localidades, algunas de ellas muy vinculadas al Cid. ¿Considera que puede ser un buen canal para acercarse al personaje?
El Camino del Cid recorre unos escenarios que el autor o autores del Cantar conocía muy bien. Atraviesa algunas rutas naturales e históricas que en época del Cid conectaban mundos muy importantes. Ese cruce de caminos atraviesa el Camino del Cid. Ojalá algún día pueda recorrerlo andando. Necesito un par de meses y una mochila. Lo haré leyendo el Cantar, por supuesto. 

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