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CICLOTURISMO DE INVIERNO: EL CAMINO DEL CID DE VALENCIA A ORIHUELA

 

Texto y fotografías: Emilio Cappa Segis 

¿Eres de los que piensan que con la llegada del invierno se acabaron los viajes cicloturistas? Si puedes permitirte el lujo de contar con cuatro días y algunas monedas en tu faltriquera, te proponemos La Defensa del Sur, la ruta más meridional del Camino del Cid: 250 km desde la ciudad de Valencia hasta Orihuela, en Alicante. Aquí te contamos nuestro viaje en bici BTT a finales de noviembre del año pasado con una temperatura estupenda para el cicloturismo.

 

Primera etapa: Valencia - Xàtiva. 72 kilómetros

 Nos levantamos muy pronto. Queremos vagabundear por la Valencia antigua antes de partir. De camino, pasamos por la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Dicen que uno de sus edificios, el Palacio de las Artes, se inspira en un velero, pero a mí me recuerda al casco de un ciclista.

 

 A esas horas de la mañana el sol de invierno tamiza la luz de las calles del centro histórico. Ciclar por ellas es una experiencia muy agradable y relajada. El tráfico está bastante restringido y se respira la tranquilidad que precede a la apertura de los comercios.

 

 Nuestro viaje comienza en la Plaza de España. Allí se encuentra la estatua del Cid. Rodrigo conquistó Valencia en 1094, y desde ese día su defensa se convirtió en su máxima preocupación. Los almorávides, unas tribus bereberes del norte de África, habían iniciado la conquista de Al Ándalus y poseían algunas plazas estratégicas en las provincias de Valencia y Alicante. El viaje que iniciamos se dirige, precisamente, hacia esos "peligrosos" territorios controlados, a finales del siglo XI, por las guarniciones africanas.

La salida de la ciudad no es muy complicada aunque exige cierta precaución. En algún tramo se circula por dirección contraria. En esos casos desmontamos y caminamos por la acera. Como la ruta urbana no está señalizada, el GPS se convierte en una herramienta muy útil.

 

 Pronto, la ciudad desaparece. Por caminos rurales y entre cañizos nos dirigimos al corazón de la Huerta Valenciana, compartiendo tramos con la Vía Augusta. La Vía Augusta es la calzada romana que unía Cádiz con Los Pirineos por la costa mediterránea. Tiene más de 2.000 años de antigüedad. Resulta muy emocionante imaginar que por aquí pasaron las legiones romanas, los ejércitos califales, el Cid o Jaime I.

 

 Casi sin darnos cuenta pedaleamos por uno de los espacios naturales más singulares del Camino del Cid: La Albufera. Se trata de una gran laguna costera de agua dulce separada del mar por una barra litoral. La tradición nos cuenta que el Cid la entregó a la taifa islámica de Zaragoza por su ayuda en la conquista de Valencia. Nosotros avanzamos por su fértil marjal, que es la parte desecada de la laguna dedicada al cultivo de arroz. Por todos lados, abundante pajarería. Aquí la grulla es la reina.

 

 Enseguida llegamos al puerto de Catarroja. Es una de las entradas acuáticas a La Albufera. Los calafats, barcas típicas de poco calado, duermen en el muelle. Algunos pescadores tiran sus cañas sin prisa. Este ha sido desde hace siglos un punto de encuentro para los agricultores y pescadores de la zona. Aquí puedes probar la sabrosa gastronomía local en cualquiera de las casonas tradicionales del lugar: el allipebre, cuyo ingrediente principal es la anguila de la laguna, es el plato estrella.

 

 Huerta valenciana. Alboraya, Valencia Huerta valenciana. Alboraya, ValenciaLos primeros naranjos y mandarinos nos recuerdan que estamos en la Huerta Valenciana, uno de los fenómenos naturales, económicos y etnográficos más alucinantes de nuestro país. Infinidad de pequeñas huertas delineadas por kilómetros de acequias. Aquí y allá, naranjos, arrozales, caquis, huertos de alcachofas y tomates.  

 

 

 En noviembre encontrarás a los agricultores recogiendo naranjas y mandarinas: prueba alguna, nada que ver con lo que venden en los supermercados. También es época de caquis y el momento en que se queman los arrozales. Es una práctica tradicional con defensores y detractores. La humareda avanza con nosotros. Se trata de un humo neblinoso que adormece el día: en Almussafes, al pasar por un canal para las riadas, todo se oscurece.

 

 Sorprende la anchura del canal. Es como una estación de trenes a la que hubieran despojado de sus raíles. Las lluvias torrenciales pueden causar grandes estragos. Precisamente aquí, en Almussafes, acampó un ejército almorávide que pretendía arrebatar Valencia al Cid, pero una fuerte tormenta provocó una gran riada que arrasó el campamento. La Torre Racef, de origen islámico, es uno de los emblemas de la localidad.

 

 La ruta prosigue apacible hacia Alzira. En la época de taifas destacó por ser un importante foco económico y cultural. A finales del siglo XI estaba controlada por una guarnición almorávide hostil a Rodrigo. Siempre entre huertas y ya en leve ascenso, afrontamos la última parte de nuestra etapa, para llegar, avanzada la tarde, a Xàtiva, la cuna de los Borgia.

 

Segunda etapa: Xàtiva - Banyeres de Mariola. 54 kilómetros

 Xàtiva es una ciudad impresionante. Como siempre, nos levantamos temprano para visitarla a gusto y sin prisas. Subimos con las bicis hasta su castillo, uno de los más espectaculares de todo el Camino del Cid. El esfuerzo merece la pena, las vistas son espectaculares. Nos emborrachamos de la ciudad y de sus calles sin tener en cuenta la etapa que viene por delante, con un ascenso acumulado de unos 1.200 metros, algunos por senderos pedregosos bastante complicados.

 

 La salida de Xàtiva es también un premio: tras atravesar su acueducto nos adentramos en el paraje natural de la Cova Negra. Desde allí comenzamos un suave ascenso a la sierra, entre carrizos, masas arbustivas y vides viejas, con el pantano de Bellús siempre a la izquierda, alternando los senderos de tierra con carreteras de tráfico escaso por no decir inexistente.

 

  Nos detenemos en Ontinyent para recobrar fuerzas antes de iniciar el ascenso a Bocairent. En 1088 el Cid acampó aquí para esperar al ejército de Alfonso VI, que se dirigía a levantar el cerco almorávide sobre la fortaleza murciana de Aledo, en poder del rey castellano. Muy cerca se encuentra el Pou Clar, un paraje fluvial de gran belleza encajado entre paredones calizos. Allí el río Clariano ha esculpido una serie de pozas aptas para el baño, muy frecuentadas en verano por los ontenienses. Tomamos aire antes de iniciar el "asalto" a Bocairent: aunque sólo tiene 300 metros más de altura que Ontinyent, no os dejéis engañar: los perfiles del terreno son muy abruptos y complicados.

 

 Existen tres caminos para llegar a Bocairent desde el Pou Clar. Nosotros hemos probado los tres y ninguno es enteramente satisfactorio. El primero (13 km) gira a la derecha por la carretera CV-655 hasta desviarse por un camino de tierra que, tras un largo ascenso al Alto de San Roquet, atraviesa un coto de caza con carteles amedrentadores y cae en vertiginoso descenso a Bocairent.

 

 El segundo (7 km) sigue el actual trazado BTT del Camino del Cid por el Barranco dels Tarongers: es más corto que el primero, pero más duro, y el Consorcio Camino del Cid así lo advierte. En su primera parte tiene un tramo de sendero estrecho que, cuando se abre, se convierte en una pista pedregosa muy empinada. A su favor tiene la belleza de su paisaje agreste y la espectacular entrada a Bocairent por el Pont Vell (Puente Viejo), pero es poco ciclable y en ocasiones puede ser complicado arrastrar la bici con las alforjas.

 

 La tercera opción es tomar la carretera CV-81. Se trata de una de las Carreteras Singulares del Camino del Cid y una tentación para cualquier ciclista: 5 km de curvas con buen firme y un perfil siempre en ascenso, pronunciado y exigente. Lo malo es que tiene bastante tráfico y el arcén desaparece en algunos tramos. Aún así, es una carretera frecuentada por ciclistas y nosotros la vemos como la mejor opción, ya que puedes entrar a Bocairent por el Pont Vell.

 

 Bocairent es un pueblo espectacular excavado en la roca. Merece una visita sosegada. Muchos viajeros deciden finalizar la etapa aquí, pero nosotros continuamos por caminos de buen firme hasta Banyeres de Mariola (Alicante), adonde llegamos de anochecida, cansados pero con la sensación de haber recorrido una de las etapas más potentes y emocionantes del Camino del Cid.

 

Tercera etapa: Banyeres de Mariola - Elche. 85 kilómetros

 Banyeres tiene un amanecer silencioso y frío. Pedaleamos por sus calles encaramadas en torno al castillo con el telón de fondo de la Sierra de Mariola. Nos encantan los pueblos a esa hora del día. El trayecto entre Banyeres y Biar recorre la Sierra de La Fontanella entre impresionantes masas de pinos por un camino de buen firme muy apto para rodar. Aún no lo sabemos, pero esta etapa va a ser una de las más diversas y divertidas de todo el Camino del Cid.

 

 De Biar a Villena el paisaje cambia radicalmente. Tomamos la Vía Verde de la Chicharra, un bonito y rápido carril que nos hace volar entre olivos y montañas hasta Villena, y de ahí a la Colonia de Santa Eulalia y Sax. Se trata de 25 km muy entretenidos, frecuentados por grupos de ciclistas. Viajamos con una sonrisa en la boca, estamos disfrutando de lo lindo.

 

 El tramo más complicado llega tras pasar Elda, ciudad que bordeamos por un paseo arbolado siguiendo el curso del río Vinalopó. Entramos en una zona industrial. Aquí, el Camino del Cid se entrecruza con el de Santiago. Ambos corren por los márgenes del río, que en esta época es un canchal que debemos cruzar en varias ocasiones.

 

 Despuésde atravesar Novelda y Monforte del Cid llegamos, con el sol pidiéndonos la hora, a Elche. Cuesta resumir la etapa. Su principal característica es la diversidad. Hemos atravesado espesos pinares, paisajes pelados de sierra, zonas muy urbanizadas, extensas áreas de viñedos, y parajes desérticos donde sólo faltaban los camellos. Vamos, un "todo incluido".

 

Cuarta etapa: Elche - Orihuela. 42 km

Aunque la guía BTT del Camino del Cid sugiere finalizar la etapa en Novelda, nosotros lo hicimos en Elche por dos motivos: por un lado, queríamos dormir en esta ciudad para visitarla con tranquilidad y, por otro, queríamos acortar la última etapa pensando en el regreso a casa. 

Elche tiene un alto valor simbólico en la biografía del Cid. Aquí se refugia, en 1088, tras ser desterrado por segunda vez. En esta ocasión, muchos de sus hombres le abandonaron. Rodeado de guarniciones almorávides y plazas hostiles, se dedicó a castigar y saquear estas tierras hasta Denia. Seis años después conquistó Valencia.

 

 Elche es una ciudad que aspira a los 200.000 habitantes. Es uno de los motores económicos de la provincia de Alicante. A los ojos del viajero es un lugar mágico. La Dama de Elche es sólo uno de sus símbolos. Tiene muchos. Nosotros paseamos por su cuidado centro histórico y entramos en el MAHE, el museo arqueológico de la ciudad: 6.000 años de historia. Después recorremos inexcusablemente sus palmerales, Patrimonio de la Humanidad, como también lo es el Misteri. Nos vamos de Elche con la necesidad urgente del regreso, para disfrutar con calma de una de esas ciudades icónicas de nuestra geografía.

 

 El Camino hasta Orihuela es una secuencia ininterrumpida de carriles bici y carreterucas sin tráfico, entre los que se entremezclan los pueblos y sus arrabales, las zonas industriales, algunos palmerales dispersos, y los cultivos de granados y otros frutales. Pedaleamos en silencio, masticando los recuerdos del viaje bajo las imponentes moles peladas de la Sierra de Cox.

 

 Y al fin, Orihuela, ciudad monumental. Cuenta el historiador Ben Alcama, quizá exageradamente, que hubo una vez en que todos los territorios comprendidos entre Tortosa y Orihuela rindieron  tributo al Cid. A nosotros nos gustaría seguir adelante, pero aquí acaba nuestro viaje y el Camino del Cid. Nos abrazamos, un poco huérfanos, y por darnos el gusto dejamos las bicis a buen recaudo y subimos los escalones de piedra que conducen al castillo. Contemplamos por última vez la vista inmensa que se abre ante nuestros ojos mientras la leyenda del Cid se diluye en el horizonte.

 

Algunos apuntes prácticos
  • La ruta de la Defensa del Sur es ideal para la práctica del cicloturismo en esta época del año. Las temperaturas son frías por la mañana y agradables el resto del día, considerando que estamos en invierno. Posiblemente encuentres días soleados.
  • El mayor problema son las horas de luz, ya que atardece a eso de las seis de la tarde. La lucha contra el sol es una constante en los últimos tramos de etapa.
  • Es necesario llevar la topoguía y los tracks: estos son especialmente importantes en las zonas urbanas, ya que no están señalizadas. Si no tienes navegador, puedes descargarte los tracks en tu smartphone. Hay muchas aplicaciones gratuitas. Desde el Consorcio recomiendan la del Instituto Nacional Geográfico "Mapas de España", porque puedes descargarte directamente los tracks del Camino del Cid. Tienes toda la información (incluidos los alojamientos) en la ficha de ruta de La Defensa del Sur.
  • No olvides llevar tu salvoconducto. Es gratuito y ofrece descuentos mínimos del 10% en más de 20 alojamientos de esta ruta.
  • Transporte. En las secciones "Cómo llegar y volver" de la info sobre Valencia y Orihuela encontrarás pistas sobre cómo transportar tu bici.

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