Gersón Beltrán: "El Camino del Cid está consolidado, es muy consistente y está muy bien promocionado"

A partir de aquella reunión se diseñaron los primeros folletos y también, con motivo del aniversario de la muerte del Cid, se diseñó una exposición en Valencia de la que surgieron dos publicaciones "El Cid: mito y realidad" y "El Cid, mito y realidad: los caminos". Luego, una vez constituido el Consorcio Camino del Cid en el año 2002, trabajé como consultor en el Patronato de Turismo València Terra i Mar encargado de elaborar todos los informes pertinentes relacionados con el Camino del Cid y definí el trazado: el senderista y el de carretera. Además también desarrollé con mi empresa la imagen gráfica de la señalización del camino y el plan director de señalización de todo el camino desde Vivar del Cid hasta Orihuela, además de hacer de guía del camino en Valencia.

 

No, se cogieron los criterios comunes que se establecieron desde el Consorcio. Prevaleció que se trataba de un camino literario con un apoyo histórico fuerte. Lo primero que se hizo fue definir qué localidades aparecían citadas en el Cantar y después las localidades históricas que aparecían en la Historia Roderici, el siguiente trabajo fue de campo, para identificar cómo unir esos puntos basados en caminos históricos; y, por último, se incorporaron localidades de interés turístico.

 

 

Hace años que no me dedico al Camino del Cid, aunque sí lo he ido siguiendo por cercanía con la figura. Lo que fue algo incipiente, con las complicaciones de pasar por ocho provincias diferentes, ahora ya está consolidado, es muy consistente y está muy bien promocionado. Creo que el gerente Alberto Luque tiene mucha estrategia detrás y pone en marcha actuaciones con una base muy sólida con su equipo. 

 

Sí, fundamentalmente con Internet y las redes sociales. En el antes, el durante y el después del viaje, en todo momento, aparece Internet. Para eso hay que tener una web muy potente como tenéis ahora mismo, que ésta tenga un buen posicionamiento, que inspire a hacer el viaje. Luego, a través de las redes sociales, la gente transmite su experiencia sobre lo que está haciendo e influye a otra gente, es decir, el marketing deja de ser simplemente del Consorcio para pasar a formar parte de las personas y luego, cuando vuelven de su viaje, cuentan su experiencia, por lo que el ciclo vuelve a comenzar.

Queda muchísimo camino por andar. Yo que trabajo en turismo y redes sociales creo que están totalmente infrautilizadas. Hay ciertos colectivos que sí lo utilizan y otros que no lo utilizan para nada ni tienen interés, ni intención, y están perdiendo una oportunidad de adaptarse a una realidad. No se trata de decir "a mí no me gustan las redes": a nivel personal, que cada uno haga lo que quiera, pero a nivel profesional hay que estar ahí, hay que conocerlo y hay que esforzarse en llegar. Hay mucha resistencia al cambio y más en zonas del Camino del Cid que son zonas rurales, de interior, etc. Sin embargo hay ejemplos en pequeños municipios de 50 habitantes que han conseguido posicionarse y tener relevancia gracias a Internet.

La fórmula tiene que ver con la vida misma: esfuerzo, constancia y capacidad de aprender, aunque sobre todo es una cuestión de voluntad. Además, en internet hay una ventaja: antes, lo que nos podía costar quince años, ahora nos cuesta dos, aunque, eso sí, midiendo el tiempo del que disponemos y sin perder la perspectiva de que las redes sociales no nos van a salvar.

Yo soy fan y totalmente cidófilo, pero a mí me gusta porque lo he estudiado. Tuve la suerte de leer mucho: desde Menéndez Pidal a los críticos e, incluso, las fuentes árabes. En Burgos, el Cid es una figura amada mientras que, en Valencia hay cidofobia, al Cid se le rechaza porque Franco intentó aprovechar su figura como vertebrador de España y eso, aún hoy, sigue de alguna forma. En cambio, en Valencia tenemos a Jaime I, que vino 200 años después, que además era un admirador del Cid y, mientras a él se le admira, al Cid se le rechaza, pero eso es una cuestión política.

 

Aprendí mucho sobre él y tuve la oportunidad de empatizar. ¿Era un mercenario? ¿no somos mercenarios cuando vendemos a Grecia armas y luego les pedimos un rescate?. Es una figura que me gusta por lo controvertido: la parte de la lealtad romántica medieval, de ser capaz de volver con el rey que lo ha expulsado siendo fiel a él, esa parte de contrariedad brutal religiosa de luchar con sus aliados árabes pero con el crucifijo de madera en la mano? Hay una frase que leí donde está la clave de todo: "Al Cid no hay que juzgarlo por su color político sino por su verdad histórica". ¿Era un salvaje? pero ¿quién no lo es?. Además me gusta mucho ver cómo a partir de una realidad, a través de la historia, se ha ido configurando el mito y cada sociedad lo adapta a su idiosincrasia.

No lo había pensado (risas) pero creo que sí, porque él tenía su patria y su familia en los alrededores de Burgos, pero, al mismo tiempo, era su forma de expansión. Hay quien opina que el Cid se adelantó a nivel geopolítico muchos años, tenía una forma de ver la política, la economía y la guerra mucho más moderna que medieval, aunque yo creo que en Valencia sí se sentía en su tierra.

Creo que un buen futuro. Cada vez más, la gente tiene ganas de aventuras y de cambiar el chip. El turismo es lo que nos está salvando y creo que el Camino del Cid es uno de los grandes itinerarios de Europa ya que une todo: literatura, historia, naturaleza, cultura, aventura, deporte, etc. El Camino del Cid se ha adelantado a esa diversificación de fuentes, es tan diverso que, en vez de captar de un solo segmento de demanda, se están captando muchos más y eso es lo que va a hacer que vaya a mejor y sea un referente de promoción turística que se estudie en las universidades.