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Un experto apunta que el Cid pudo encontrar en el siglo XI paisajes muy similares a los actuales

Patricia Ansótegui

Aunque a lo largo de los años la mano del hombre ha modificado zonas, fundamentalmente, de la costa levantina hay otros paisajes del Camino del Cid que se mantienen casi idénticos a los recorridos por el Cid y sus huestes. Se trata de parajes castellanos muy abiertos que el Campeador atravesaba con el único fin de evitar emboscadas. Hoy no sólo podemos revivir las andanzas del Cid recorriendo esos territorios. También podemos disfrutar de espacios naturales que hacen de la ruta un itinerario único.
Hablamos con Francisco José Carcedo, biólogo y naturalista que, recientemente, ha elaborado un excepcional informe sobre los recursos naturales asociados al Camino del Cid

El estudio pone de manifiesto la riqueza del Camino del Cid. ¿Podemos constatar que se trata de uno de los itinerarios de mayor diversidad en cuanto a recursos naturales se refiere?
Sin duda. Piensa además que abarca un espacio muy grande de la Península Ibérica. Comenzar la ruta en Burgos y acabar en Alicante te permite recorrer muchos ambientes diferentes. Por ejemplo, tras pasar las vertientes de los ríos de Burgos y Soria que van al Oceáno Atlántico llegas a las zona del Ebro, en Zaragoza, donde todo cambia completamente. En el Camino del Cid recorres varias vertientes de España y también muchas cuencas hidrográficas de gran importancia. Tampoco tenemos que olvidar los ríos mediterráneos de la costa levantina como el Mijares, el Turia o el Júcar.

Precisamente muchos viajeros dan un valor añadido a la ruta por los cambios que se van produciendo en el paisaje a medida que van avanzando en su recorrido
Es cierto. Hay lugares en los que se dan unos cambios tremendos. Por ejemplo, entre Burgos y Soria cuando pasas la zona de Retortillo para empezar en Guadalajara yendo hacia Atienza se produce en el paisaje un salto enorme. Una vez pasado el sistema central, da la sensación que entras en la parte mediterránea de España. Es como, psicológicamente, entrar en el sur. Luego hay otro momento en el que se produce un segundo salto en el paso entre Teruel y Castellón, cuando te encajas en los estrechos del Mijares. Te da sensación, incluso, que entras en zonas áridas, zonas del termomediterráneo muy cálidas. Hay además una gran variación de la vegetación que se corresponde con la variación climática.

Retrocedemos unos cuantos siglos... En tu opinión ¿qué paisaje crees que encontraría el Cid en el siglo XI, sería muy diferente al actual?
En algunas partes sí y en otras no. Hacer pasado ficción nos permite ver que el hombre ha modificado el paisaje en determinadas zonas, de manera más intensa en la costa levantina. Ahí sí hay una fuerte modificación ambiental. Es cierto que, por ejemplo, se conservan muy bien los humedales, sin embargo las urbanizaciones, las autovías, los polígonos industriales... han supuesto un cambio bastante grande. Esto es diferente por ejemplo en las zonas de Castilla, en Burgos, Soria, Guadalajara e, incluso, en Teruel, donde la agricultura y la ganadería tradicional han permitido que se hayan conservado durante muchos siglos características muy parecidas. Los pequeños pueblecitos, dispersos en zonas muy frías donde no ha habido grandes asentamientos de población o de industrias, han mantenido su paisaje. En el caso de la vegetación, es muy probable que el Cid encontrara algo muy semejante a lo que tenemos hoy, precisamente, porque hay poca población en estas zonas y así ha sido siempre.

Según tengo entendido hay un determinado tipo de vegetación que, al no ser muy productiva, se ha mantenido a lo largo de los siglos por lo que es muy probable que los ojos del Cid vieran un tipo de paisaje que nosotros ahora también podemos observar...
Sí, los sabinares, un espacio natural que además hemos destacado en el estudio. Se trata de árboles que están muy dispersos, unos 5 o 10 metros separados entre sí. Al no crear un bosque como tal no se permitía, por ejemplo el aprovechamiento de su madera. El hombre veía en ellos una oportunidad para su ganado. Es un terreno que se usaba para que las ovejas y las cabras lo aprovecharan. Esos sabinares sí los pudo ver el Cid. Por otro lado, hay expertos que aseguran que el Cid podía recorrer esas zonas con sus tropas, con sus huestes porque son zonas abiertas y de buena visibilidad. Así podía evitar las emboscadas más típicas de desfiladeros o de montes cerrados. Es muy probable que buscara esas zonas para desplazarse con su gente.

El Camino del Cid es un itinerario predominantemente rural. Hay varios pueblos que no superan el centenar de habitantes. ¿Cómo ha influido la despoblación en el entorno natural?
El hecho de que la gente joven haya abandonado el campo, y por tanto las labores de cultivo y ganadería, ha provocado que aquellas especies que han sido arrinconadas estén recolonizando determinadas zonas. Es el caso de los robles que abundan muchísimo a lo largo del Camino del Cid. También los montes bajos que, aunque a veces se tiene de ellos un concepto un poco peyorativo, hay que entenderlos como una regeneración de futuros bosques. Se están revegetando las laderas, donde antes se cultivaban las legumbres, zonas arbustivas como los brezales... Esta recuperación vegetal además lleva aparejada la recuperación de la fauna ya que se trata de zonas de refugio ideales para animales como los corzos o los jabalís.

En este caso ¿podríamos hacer una lectura positiva?
Sí en el sentido de que se está dando una recuperación en la vegetación y en la fauna. Son zonas que se pueden disfrutar con cierta proximidad. Estos terrenos pueden suponer una posible colonización por parte del lobo. Ya es un hecho que los herbívoros están ahí. Esto supone que haya zonas del Camino del Cid que tengan un punto más de calidad natural sobre otras.

¿Crees que el patrimonio natural ocupa el lugar que merece y que las administraciones lo valoran suficientemente?
Sí se están haciendo cosas aunque cada administración en la medida de lo que puede. Por ejemplo las diputaciones - y el Camino del Cid tiene mucho que decir en este sentido - no tiene competencias en materia medio ambiental ya que éstas están transferidas a las comunidades autónomas. En lo que a difusión se refiere, y desde un punto de vista turístico, creo que podría hacerse un poco más.

¿Crees que actualmente habría que incidir más en educación medioambiental?
Sí y no es muy complicado. Sería interesante que, por ejemplo, todas las poblaciones del Camino del Cid fueran conscientes de los valores que tienen en sus comarcas, que los conozcan y que estén orgullosos de ellos para que luego puedan utilizarlo como un recurso. No sólo es interesante centrarse en los niños. La divulgación ambiental es conveniente plantearla por sectores: para agentes de turismo, amas de casa, para profesionales que trabajan en medios naturales... Se trata de crear programas específicos que permitan revalorizar el Camino del Cid desde ese punto de vista.

Volvemos al estudio que has elaborado, un excelente trabajo que incluye desde lugares de importancia comunitaria (LIC) hasta zonas de especial protección para las aves de especial relevancia (ZEPA). ¿Qué espacio natural destacarías de todos los que has repasado en el informe?
Es muy difícil contestarte... Hay un momento en el que aprendes a valorar todo, todos los espacios tienen cosas que se pueden destacar. Por hacer una pequeña selección, subrayaría los espacios litorales, tienen mucha riqueza y a pesar de que están un poco degradados, albergan pequeños tesoros. Por ejemplo, lugares como la Albufera de Valencia tienen un gran interés. Por otro lado, hay espacios de Castilla que también destacaría. El Parque Natural del Alto Tajo tiene un alto potencial desde un punto de vista geológico, de la fauna y de la vegetación que merece un alto en el Camino. También la laguna de Gallocanta, es un lugar de muchísimo valor no sólo por las grullas invernantes si no también porque tiene unos conjuntos de vegetación que, estéticamente, la hacen muy bonita. En otoño es espectacular. Por otro lado, destacaría la Yecla y los Sabinares del Arlanza de la provincia de Burgos. Es espectacular al igual que el Barranco de Río Dulce, en Guadalajara... en definitiva, en cada provincia hay uno o dos espacios únicos que no nos deberíamos perder.

Espacios y.. especies. Me detengo en los pájaros, un sector que conoces especialmente ¿qué ave no se debe perder el viajero que recorra el Camino del Cid?
El águila perdicera. No es fácil de ver, es un ave escasa pero, curiosamente, hay presencia de ella casi desde el primer espacio natural que hay en el Camino del Cid - en la Yecla (Burgos) - hasta prácticamente el último, en la Sierra de Segura. Es muy bonita, es espectacular, merece la pena prestarla atención ya que con un poco de práctica es posible verla. También hay un ave muy propia de páramos como es la alondra ricotí o de Dupont que aunque no es tan fácil de ver la puedes localizar por su canto. Es muy peculiar, es una onomatopeya de su nombre. El Camino del Cid pasa por zonas de mayor población a nivel internacional de esta alondra. En zonas de Soria, Guadalajara, Zaragoza y Teruel se localizan.

Te voy a pedir una selección más a partir de tu experiencia personal y profesional en el Camino del Cid. Si te pido un recurso fluvial de la ruta ¿con cuál te quedarías?
Con los estrechos del río Mijares. Es un lugar bellísimo. El río va encajonado sobre areniscas rojas o naranjas, para mí es de una belleza espectacular. También con los cortados altos de la Yecla y con el Cañón del Río Dulce.

¿Un pájaro?
Si te digo con un águila me voy a la aristocracia de los pájaros y no me parece justo... Me quedo con las grullas de Gallocanta. Tienen unas connotaciones casi melancólicas pero a la vez tienen una belleza increíble. Escucharlas cuando llegas al humedal es una experiencia única tanto al amanecer como al atardecer. Se te ponen los pelos de punta, me parece un lugar increíble.

Dime una flor
Cualquier orquídea. Hay bastantes y están protegidas, por eso hay que cuidarlas. Cualquiera de ellas es preciosa.

Un árbol
La sabina aunque hay una encina monumental en Culla (Castellón) que merece la pena que sea aún más conocida. Hay otras encinas monumentales en España como en la provincia de Ciudad Real que tienen unas dimensiones muy parecidas.

¿Un animal?
La mariposa nocturna que se puede encontrar en los pinares de pino silvestre. Ve allí para buscarla. Merece la pena reparar en ella.

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