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El mejor embajador del Camino del Cid nos dice adiós

Patricia Ansótegui

Me recibe con su excepcional estado de ánimo y su contagiosa sonrisa. Algo que no debería sorprenderme pero que, sin embargo, me llama la atención dado el momento en el que decido quedar con él. Javier Alonso, propietario del Mesón El Molino del Cid en Vivar (Burgos), echa el cierre a uno de los establecimientos más emblemáticos del Camino del Cid. Vive estos días con una inesperada tristeza aunque, a su vez, con la ilusión de disfrutar de todas aquellas cosas que, hasta la fecha, no se ha podido permitir. Sensaciones encontradas que comparte con María José: la cocinera, la jefa, el auténtico motor del negocio y la mujer con la que lleva conviviendo más de media vida

El 15 de febrero decidiste cerrar uno de los lugares más emblemáticos del Camino del Cid, ¿qué sensaciones tienes?
Muchas... alegres por un lado y tristes por otro. Piensa que esta es mi casa, aquí he nacido yo, esto lo he preparado yo y cerrar ahora... no es como dejar un trabajo en un fábrica en la que te vas y punto. Cuesta asimilarlo

Y más cuando llevabas 47 años trabajando...
Me metí en este mundo con 14 años y ahora tengo 61 así que hecha la cuenta. Salvo un lapsus que tuve cuando me licencié de la mili que probé en una fábrica...llevo casi 50 años en el negocio

Dices que cerrar es un regalo que le quisiste hacer a tu mujer María José por el Día de San Valentín...
¡Casi lo he hecho por ella!. La cocina quema mucho, era demasiado para ella.

Supongo que las palabras de cariño y afecto que estáis recibiendo en los últimos días os ayudarán a llevarlo un poco mejor....
Desde luego. Nos hicieron una despedida todos los del pueblo (Vivar del Cid). A la jefa le regalaron una orquídea, a mí el libro Moros y Cristianos de José Javier Esparza. Ése no le tenía. Ahora es el turno de disfrutar de mi biblioteca, es mi ilusión.

De tu biblioteca y de muchas cosas más ya que os jubiláis con poco más de 60 años... ahora es el momento de hacer lo que realmente os apetezca...
El sector de la hostelería absorbe mucho tiempo, tienes que estar dedicándole muchas horas. No hemos tenido tiempo para disfrutar de muchas cosas que nos gustan y ahora lo aprovecharemos. Hombre, sí es cierto que estar aquí, en tu casa, trabajando a gusto, con el cariño de la gente... también era un disfrute... ahora va a ser diferente, lo haremos de forma distinta.

Hace 24 años montaste este negocio en tu casa, donde naciste. Este molino era de tu padre ¿verdad?
Y de mi abuelo, y de mi bisabuelo... Decidí montar el Mesón en mi casa ya que se estaban poniendo de moda los mesones en la periferia de Burgos. ¿Por qué no aquí?, me dije. Me acusaron de estar un poco loco ¡pero bueno! ¡lo conseguí!; eso sí con mucha ilusión y trabajo

¿Qué recuerdos guardas de esos inicios?
Fueron muy duros. Estuvimos cinco años mi mujer, mi amigo y yo sin librar un solo día. Era dedicación plena... la mañana, la tarde, la noche... fue duro, luego nos dimos cuenta de que merecía la pena

¿Tus padres llegaron a ver lo que montaste aquí?
Sí, mi padre sí. La pena fue mi madre que no lo vio, a ella que tanto le gustaba arreglar las cosas...

¿Y cómo asumió tu padre el cambio de Molino a Mesón?
Mi padre venía al mesón a comer con nosotros, el seguía diciendo que estaba mucho mejor antes (risas). Pero como el bar le gustaba lo llevó mejor. Además, conocía a todo el mundo que venía por aquí. Piensa que aquí venían a moler de todas las comarcas. Todos le decían "qué bien Anatolio" y él con la misma "que sí que sí, pero estaba mejor antes" (risas).

¿Y tu pasión por la figura del Cid, de dónde viene?
Yo he nacido en Vivar del Cid por lo que su figura siempre la he tenido presente. De crío venía muchísima gente ¡sobre todo franceses!. La mayoría de ellos venían en un Tiburón DS. Se paraban en Vivar y se llevaban ¡hasta las piedras!. A los niños nos pedían que les ayudásemos a meterlas en el coche, nos daban una perra gorda o dos reales y nosotros... ¡tan contentos!. De mayor, me sorprendía la cantidad de gente que venía por aquí, gente de todo el mundo que se iba muy desilusionada ya que aquí no había nada. Decidí dedicar el Mesón al Cid. Era tremenda la cantidad de personas que venían al Molino a preguntar por el personaje. Había que hacer algo. Incluso fui a la Diputación con un montón de firmas para que en Vivar hicieran algo. Con suerte, un diputado, Jesús Berzosa, lo cogió con interés ¡porque hasta entonces nadie había hecho nada!.

El hecho de que personas de todo el mundo se hayan acercado hasta Vivar atraídas por el Cid pone de manifiesto que la figura del Campeador tiene un tirón espectacular...
La gente que viene a Vivar viene con muchísima fe, sobre todo los hispanoamericanos. Hay algunos que hasta me traen fotos de la estatua que hay del Cid en California, en EE.UU. Curiosamente me dicen que no apreciamos lo que tenemos aquí, que no sabemos apreciar nuestra historia.

Tengo entendido que, en este sentido, tienes muchas anécdotas
Un día vino un señor y me preguntó si era de aquí. Le contesté que había nacido en esta casa. Entonces me dijo que tenía mucha suerte a lo que le respondí que, quizás, si hubiera nacido en las Torres Kio de Madrid, me hubiera ido mejor. Luego me contó que él era catalán y que si Vivar del Cid estuviera en Cataluña todo hubiera sido diferente. Me dijo que los castellanos no apreciamos lo que tenemos. Curiosamente, era el delegado cultural de la Casa Real Española.

¿Y vino atraído por la figura del Cid?
Según me contó, venía porque la reina Isabel II de Inglaterra tenía antepasados de apellido Díaz y quería saber si se podía establecer alguna relación con la figura del Cid. En definitiva, vino aquí a investigar aunque también atraído por la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas (Burgos). Estaba asustado ya que no entendía que la ermita, hace años, sirviera para guardar las ovejas. Yo le contesté que era la única forma de que las ovejas de Burgos dieran buen cordero (risas).

Hay muchas opiniones sobre el lugar de nacimiento del Cid e, incluso, hay quien piensa que no nació en Vivar...
Yo indudablemente creo que nació aquí. No tenemos su carnet de identidad pero sabemos que nació aquí. Es lo más lógico. A mí lo que realmente me duele son aquellos que dicen que el Cid no existió, que es un mito. Me da mucha pena, sobre todo cuando lo dice gente de Burgos

Quizás la confusión viene por no discernir entre el Cid del Cantar y el Cid histórico
Yo siempre he dicho para entender al Cid hay que separar la realidad de la ficción.

En este momento se interrumpe la conservación que mantengo con Javier. Aparece María José, auténtico álma mater del Mesón del Molino del Cid y, probablemente, de la vida de mi entrevistado. Le pregunto cómo se encuentra desde que decidieron cerrar el negocio.

?Me he levantado un poco triste, además... con este tiempo tan malo... ? Javier pone una vez más una nota de optimismo. ?Estamos como recién casados, preparando el nido? me dice sin ocultar la preocupación de su rostro .
María José con cierta resignación añade ? Ya ves... ahora estamos preparando la casa, pero aparte de eso..., poco más" ?.
Continuo charlado con Javier y lo hago, precisamente, elogiando la fantástica cocina de su mujer.

Muchos clientes van echar de menos las recetas del Molino...
Marijose ha sido el motor de todo esto. Ha habido clientes, familias enteras, que cuando les hemos dicho que nos íbamos a jubilar la han ofrecido irse con ellos de cocinera. Aún hoy sigue dando recetas por teléfono.

¿Y sí que las da?, porque recuerdo una ocasión en la que no me quiso decir cómo hacía sus famosas almejas con alcachofas...
¡Pues aprovecha ahora!

?¡Grábalo!? dice María José desde la cocina ya que está guisando un pollo para una clienta que se lo ha pedido como un último favor
?¡Acabo con Javier y luego tomo nota! ? le digo

Habéis tenido una clientela muy fiel Javier, desde luego que lo vais a echar de menos
Cuando abrimos venían críos que se hacían una foto con la Tizona. Les impactaba hacerse una foto con la espada del Cid. Ahora han vuelto, ya mayores con su familia, y me dicen que aún guardan esa foto con mucho cariño.

24 años al frente del Molino... menos años lleva en marcha el Consorcio Camino del Cid. ¿De qué forma crees que ha ayudado a lanzar el itinerario que, siglos atrás, recorrió el Cid?
Se ha notado muchísimo. Por ejemplo, gracias a la página web la gente viene interesándose mucho más en esto. Fue un empuje muy acertado. Recuerdo que hubo momentos al principio - me refiero a antes de la puesta en marcha del Consorcio - en los que la gente sólo venía aquí con el único objetivo de lucrarse. A mí me acusaban de moverme también por el interés. A todos esos les diría que a mí me ha dado más perjuicios que beneficios.

Ahora que tenéis tiempo... ¿os planteáis recorrer el Camino?
A lo mejor lo hacemos ¡Intentaré conseguir todos los sellos en el salvoconducto! (risas)

Es una realidad que has sido uno de los mayores representantes del Camino del Cid. Aquí ha venido gente de todas las partes del mundo ¿cuál ha sido la procedencia que más te ha llamado la atención?
Australia y Libia. A los de Libia les pregunté ¿pero qué sabéis vosotros del Cid?. Me dijeron que le tenían mucho respeto y admiración, yo creo que lo que le tenían ¡era miedo! (risas)

Nuevamente entra en escena María José. Comenta que quien realmente le gustó que entrara en el Mesón fue Bertín Osborne.

?Es una persona encantadora, muy sencilla, estuvo fenomenal?, aclara
?Pero aquí han venido otras muchas personalidades ¿eh??, dice Javier.
?¿Quiénes? ? le pregunto
?Me sorprendió mucho Emilio Botín, pero el padre del actual presidente del Banco Santander? matiza. ?Un señor tan importante que me llamaba directamente para decirme que iba a venir a comer, una persona tremenda, de verdad. También vino el Nobel de Medicina Severo Ochoa, Nicolás Redondo, la viuda de Félix Rodríguez de la Fuente, Páloma Gomez Borrero.. ?
?¡Teníamos que haber hecho un libro!,
dice María José

Ahora puede ser un buen momento para repasar esos recuerdos, esas anécdotas... pero ¿qué vais a hacer con el Mesón, está en venta?
Ha venido cantidad de gente interesada, incluso, a comprármelo y les he dicho que, de momento, no.

¿Por qué?
Esto no es una cosa como para dejárselo a cualquiera.

¿Qué tiene que tener?
Cultura cidiana, auténtica pasión por el Cid

?Seguro que los hay Javier aunque no creo que lleguen sentir como tú la figura de uno de los mayores héroes de la historia castellana. Si me permites, voy a tomar nota? le digo
?Por supuesto? me contesta
María José se acerca y me dice: ?¡Apunta!, necesitas medio kilo de almejas, las haces a la marinera... vino blanco ¡no eches perejil! ? me aconseja...

Mientras tomo nota de los ingredientes, me pierdo mirando el auténtico templo cidiano que me rodea. El Cid hubiera estado orgulloso de contar con Javier en su mesnada.
Javier, María José, hasta siempre

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