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Jesús Madorrán: Sería un acérrimo defensor de la vuelta de los restos del Cid a Cardeña sino fuera por la precariedad de las comunidades

Patricia Ansótegui

Entrevista al abad del Monasterio de San Pedro de Cardeña Jesús Madorrán

Monje por vocación y cidiano por convicción, el abad de San Pedro de Cardeña Jesús Madorrán considera un privilegio vivir en el monasterio que él mismo denomina "el monasterio del Cid". Defensor de teorías que a más de un historiador le hará llevarse las manos a la cabeza, el padre Madorrán asegura que, por lógica, historia y derecho, los restos del Cid deberían volver al Monasterio. ¿El problema?, la falta de vocaciones que podrían provocar, a medio o largo plazo, el cierre del monasterio.
De verbo rotundo y convincente presencia, el abad nos habla de Cardeña y del Cid, un personaje unido por tradición e historia a la vida de los monjes de este monasterio burgalés.

Hay expertos que apuntan que en el monasterio de San Pedro de Cardeña se sitúa el epicentro de la leyenda cidiana ¿comparte esa opinión?
Se pueden hacer varias interpretaciones. Si nos fijamos en el Cantar de mío Cid el Monasterio tiene un gran protagonismo en las primeras páginas luego ya prácticamente desaparece. El Cid sigue su curso de desterrado ganándose su pan y el de sus mesnadas, conquistando tierras etc. Sin embargo, e independientemente de esta circunstancia, sí hay algunas referencias al monasterio que, aunque son menores, indican ciertos hilos de conjunción durante todo el trayecto. Ahora, independientemente de eso, ha sido precisamente a posteriori, por el hecho de haber sido enterrado aquí y por haber convivido con los monjes, donde se han ido sucediendo a través de muchas generaciones de monjes la conciencia viva y la relación afectiva para con el personaje. Además, si en una determinada época al personaje se le ha enfatizado los monjes estaban más ufanos de tenerle aquí y aunque a veces se han escondido un poco porque se la ha denigrado nunca se ha restado interés a esa relación viva que ha habido entre el personaje y la comunidad. Te voy a decir más: los monjes que siempre han estado aquí, los Benedictinos, han tenido tradicionalmente esa relación, la orden de ahora, los cistercienses sentimos y yo, personalmente, siento muy dentro a esta figura señera. Por eso podemos decir que el monasterio de Cardeña es el monasterio del Cid. Además, los textos que trae el Cantar son sumamente encomiásticos, hablan del gozo, de esa alegría extrema que sentía el abad cuando veía al Cid, esa relación es indiscutible.

Habla de los altibajos que ha experimentado la figura del Cid. A veces amada, otras odiada? en su opinión ¿en qué momento nos encontramos ahora?
En un momento un tanto ambiguo algo que, por otra parte, va en consonancia con la forma de vivir de la sociedad de hoy. Por un lado hay excesiva crítica respecto a la figura cidiana y por otra un deseo de poner en su lugar a una figura de primera categoría dentro de la historia medieval. Yo creo que esa lucha entre las dos posturas está bastante clara. Mi opinión es que hay historiadores que son hipercríticos y que creo que hilan demasiado fino. Por otro lado estamos los que, como yo, sin grandes conocimientos de historia, tenemos una serie de sentimientos que se mueven en otra esfera, es decir, vemos a la figura del Cid no tan fría. Le vemos como alguien muy cercano.

Dentro de esa postura crítica nos encontramos a aquellos que sitúan al Cid como un personaje que se vendía al mejor postor cuestión que, por cierto, también abordamos con el catedrático Gonzalo Martínez Díez?
No me gusta hablar de épocas en las que no he vivido pero si tengo que enjuiciar al Cid según mis criterios de aquí y ahora probablemente la palabra "mercenario" no tendría en aquella época los mismos matices peyorativos que tiene ahora. Que si el Cid fue un mercenario, que si se vendía al mejor postor? pues allá él. A mi me trae al quite. Yo supongo que tendría que ganarse el mendrugo y el de su gente. Además, luego nos encontramos con el otro lado de la balanza, el de quienes querían hacerle santo, quienes querían llevar la causa a Roma. Nos volvemos a encontrar con esa ambigüedad de la que te hablaba antes.

Los restos del Cid

El Cid muere en Valencia. Su esposa, Jimena, ordena traer sus restos a Burgos y es cuando comienza el periplo de los restos del Cid. ¿Cuánto tiempo permanecieron en el monasterio de San Pedro de Cardeña?
Los restos del Cid han ido parejos a las vicisitudes del monasterio. Cuando murió le enterraron en la primitiva iglesia románica del monasterio, que llevaba poco tiempo construida. En el siglo XV, cuando se construyó la nueva iglesia, probablemente reharían el sepulcro y los volvieron a colocar otra vez en un lugar privilegiado: en el presbiterio, el lugar que estaba destinado a los reyes. Esto denota la importancia que los monjes daban al Cid ya que le situaron en un lugar noble de la iglesia. En otro momento de la historia los propios monjes consideraron que estaba en un sitio demasiado preeminente y lo trasladaron a otro lugar de la iglesia. Lo hicieron con nocturnidad y alevosía ya que les ordenaron ponerle otra vez en el presbiterio. En el siglo XVIII se construyó la capilla y un sepulcro para el Cid y Jimena. Es un sepulcro eminentemente barroco pero en el que todavía se conserva una lápida del siglo XIII que parece ser la que había en su primitivo sepulcro no en el primero sino en el que remozó Alfonso X El Sabio. En 1808, con la francesada, se profanaron los sepulcros y hubo que trasladar los huesos del Cid a Burgos. A los pocos años, los benedictinos volvieron al monasterio y una de las primeras cosas que reclamaron es que volvieran los restos del Cid y los de Jimena a su sepulcro. Volvieron y, además, con mucha solemnidad. Poco duró este paréntesis porque luego vino la desamortización. Los monasterios quedaron abandonados en 1835 y entonces ya definitivamente los restos se volvieron a llevar a Burgos esperando acontecimientos. El monasterio no se rehabilitó y se sugirió la idea de enterrar los restos del Cid en la catedral de Burgos. Esta idea cuajó, gustó y ahí se depositaron los restos del Cid. Nosotros, en alguna ocasión, no con voz muy fuerte, hemos pedido que vuelvan al monasterio pero parece que hay cierto rechazo a tanto movimiento de restos. Parece lógico que les dejen descansar en ese gran entorno aunque su sepulcro no sea muy hermoso.

¿Aprueba, por lo tanto, que los restos del Cid estén en la catedral de Burgos?
Lo apruebo pero sigo creyendo que deberían estar aquí. Es más, sería un acérrimo defensor de la vuelta de los restos del Cid al monasterio de San Pedro de Cardeña sino fuera por la precariedad que hay ahora en las comunidades. Por lógica, historia y derecho los restos del Cid deberían estar aquí. El problema es que, como te digo, no estamos en el mejor momento vocacional y también sería prematuro traer los restos del Cid para que en quince o veinte años no tengamos monjes. Nos preguntaríamos que para qué hemos traído los restos del Cid sino hay una comunidad estable. Lo que el Cid quería era estar con unos monjes que rezasen por él. No tendría ningún sentido que sus restos estuvieran aquí y que esto fuera, qué se yo, un centro social.

Actualmente, ¿cuántos monjes son?
18. No es que tengamos una perspectiva negra pero estamos viendo, por ejemplo, que algunos monasterios femeninos se están cerrando por falta de gente. Aquí vamos envejeciendo y no hay mucho relevo vocacional. Mantenemos una perspectiva de quince o veinte años sí pero, ¿y a largo plazo?. Todos esperamos ese milagro de que sople fuerte el espíritu y se revitalice otra vez la vida monástica. Estamos trabajando en ello ya que hay que estar dando al mazo, rogando, pero también dándole. Este verano vamos a establecer una pastoral vocacional para los jóvenes conozcan la realidad de la vida monástica ya que muchos no la conocen o la conocen mal, que es peor.

"Soy un monje muy poco llorón"

Además de a la figura del Cid el monasterio está muy vinculado a la historia de Castilla ¿cree que los ciudadanos y las administraciones valoran esa condición?
Yo creo que las instituciones están al albor de las necesidades más inmediatas o de aquello que les pueda aportar alguna ventaja. De momento Cardeña no entra en esas necesidades y además, como el monasterio se autoabastece y yo soy un abad muy poco llorón?

A veces conviene llorar un poco más, a algunos les va muy bien...
Nosotros tenemos una experiencia muy triste a este respecto. En los años 70 tuvimos un incendio en el monasterio y fue muy poca la ayuda que nos prestaron, muy pequeña, mínima. Incluso estuvimos a punto de marcharnos del monasterio y sin pena ni gloria ya que tampoco hubo manifestaciones de ¡oye, que no se marchen, que hay que ayudar al monasterio!. Burgos estima a Cardeña pero sentimos que no tanto como se vuelca con otros lugares más o menos cercanos o lejanos. A lo mejor es que no llevamos demasiado tiempo aquí ¡aunque estamos hablando de más de 70 años de presencia cisterciense!. Yo creo que con la gente vea que seguimos manteniendo la casa, que no se cae, es suficiente. Pero por ejemplo ahora se nos está cayendo el tejado de la biblioteca y lo tenemos que arreglar. En realidad deberían ser las instituciones las que lo arreglaran, por lo menos, esa zona. Ahí tengo el presupuesto, a ver si somos capaces de ahorrarlo en un año y podemos hacerlo por nuestra cuenta, soy así de estúpido... Otra persona ya habría conseguido la financiación pero soy muy poco partidario de andar pidiendo porque los monjes debemos vivir del trabajo de nuestras manos y a no ser que estemos con la soga al cuello? Tendrían que adelantarse las instituciones, aquí no ha venido nadie para decir ¡qué necesitan en el Monasterio!, ¡qué necesitan para que esto se conserve!. Lo que no voy a hacer es ir de puerta en puerta para hacer una serie de trámites para que al final esté en la enésima puerta y se nos haya caído el tejado. Tal vez sea por mi parte falta de habilidad política.

Seguimos hablando de la cosa económica, muy en boga últimamente. Una de las aportaciones que recibe el monasterio es el turismo. El Camino del Cid y las iniciativas puestas en marcha en torno a la ruta ¿les repercute favorablemente?
Creo que está revalorizando la figura del Cid. Yo valoro esas iniciativas desde un punto sentimental, nada más ya que hay algunos historiadores - cuyo nombre no quiero aportar - que opinan que nosotros vivimos del Cid... A veces he hecho de cicerone y la gente sale encantada, se emociona al ver los restos cidianos que tenemos aquí, al ver la torre que vieron los ojos del Cid, al ver el sepulcro cidiano?

La propia capilla cidiana resulta muy interesante...
Sí. Además de los sepulcros del Cid y Jimena toda la capilla tiene en sus laterales los escudos de amigos y familiares del Cid. Hace tiempo un padre aseguró que sí había restos. No sé si habrá pero por lo menos permanece en la memoria

Ya que de restos va la cosa... los de Babieca, el caballo del Cid ¿también están aquí, en Cardeña?
Hubo unas excavaciones y no aparecieron restos de caballo pero mientras no se demuestre lo contrario? yo me creo al cien por cien que su caballo se enterró aquí. Además, si aquí estuvo enterrado el Cid, si aquí estuvo enterrada Jimena, lo lógico es que también estuviera enterrado su caballo. No en un lugar santo pero sí a las afueras del monasterio.

Un libro sobre el Cid

¿Cree que se conoce suficientemente tanto el monasterio como lo que alberga su interior?. Mi impresión - si me permite la valoración personal - es que hay un desconocimiento bastante generalizado.
Sin duda. A mí me preguntan muchas veces ¿y ustedes, por qué no lo promocionan más? ¡y que vamos a hacer para promocionarlo!. Ya está en las guías turísticas aunque no en todas ya que en algunas que elaboran determinados estamentos parece que el circuito turístico de Burgos acaba en la Cartuja. De todas forma, parte de culpa la tiene la falta de trasporte público para llegar. Aquí o vienes en tu coche particular o vienes en taxi. Tendría que haber un autobús. Creo que podría ser una buena idea.

Sería más fácil llegar al monasterio y conocer de primera mano lo que tienen aquí...
Y lo que ya no está, por ejemplo, la espada del Cid que estuvo con él aquí en su sepulcro y el cofre que hay ahora en la catedral. Yo sostengo que, junto con el pendón del Cid, el cofre estaba colgado en la capilla del sepulcro. Por otra parte hay algún dibujo del siglo XVIII en el que aparece la capilla del sepulcro del Cid con el pendón y colgado el famoso cofre del Cid. ¿Cómo, cuándo, quién hizo desaparecer ese cofre? ¿era el mismo que el de la catedral?, pues no sé si sería el mismo o un hermano. Yo, insisto, he visto representaciones y dibujos donde se ve que en la capilla de Cardeña estaba el cofre el Cid. El problema es que nosotros hemos venido un siglo después de que desaparecieran los últimos benedictinos de ese monasterio y nos faltan algunos eslabones de enganche. Se rompió esa cadena y ahora me resulta difícil engancharme pero me siento unido a esos testimonios y no quiero que se pierda la tradición del Cid aunque, evidentemente, me faltan muchos datos.

A pesar de esa ausencia de datos, ¿usted estaba trabajando en una publicación sobre el Cid?
Hay mucha gente que sabe mucho más que yo pero vivir aquí te hace conocer muchos detalles que a lo mejor a alguno se le pasa. Yo quería escribir, precisamente, sobre la vinculación del Cid con el monasterio haciendo hincapié en los detalles de la presencia cidiana en Cardeña, yo quería lanzar mis teorías.

¿Y cuáles son esas teorías?
A mí nadie me quita de la cabeza que un monje de Cardeña acompañó al Cid con su mensada ¿por qué no?

¿Y por qué sí?
Pues porque era muy normal, abades, obispos?era habitual que fueran como asesores religiosos. ¿A quién iba a coger el Cid más que a un monje en quien tenía su confianza?. Es más yo veo en un monje de Cardeña el Cantar de mío Cid. Hay ciertas descripciones -los que somos monjes lo sabemos muy bien- que una persona de la calle no las hace, que si las misas, que si las vigilias... se aportan una serie de detalles sumamente monásticos. Por lo tanto, quien escribió el Cantar o era un monje o era alguien que había vivido muy cercano al monasterio. Yo juego con esos pequeños detalles. No voy a decir nada nuevo. En mi trabajo quería explicar la relación del Cid con el monasterio. Eso era el fondo. No me las quiero dar de innovador. Escribí dos o tres capítulos haciendo mi pequeña versión sobre determinados textos pero el trabajo quedó paralizado, supone muchas horas de lectura, de trabajo, de reflexión? cuando me jubile entonces sí...

Esperaremos entonces abad.

Patricia Ansótegui

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