Etapa cicloturista Molina de Aragón - Checa por el Parque Natural del Alto Tajo
Alberto Luque Cortina
Ya sabéis que actualmente estamos trazando y señalizando las rutas BTT del Camino del Cid. Estos trabajos nos llevarán todo 2015. Después, editaremos las guías BTT, que van a ser un puntazo. De todas formas, ya podéis descargaros los tracks BTT actualizados.
También estamos preparando la segunda edición de las guías cicloturistas por carreteras secundarias, que incorporarán algunas novedades y pequeñas variaciones en el trazado, una de ellas en la etapa entre Molina de Aragón y Checa y que permitirá adentrarse más profundamente en el corazón del Parque Natural del Alto Tajo.
Molina - Checa es, para muchos,
la etapa reina de Las Tres Taifas
Como además teníamos que revisar el trazado BTT entre Megina y Chequilla, del que os hablaré otro día, el pasado fin de semana nos enfundamos los culottes y nos fuimos a hacer la que posiblemente sea la etapa reina de la ruta cicloturista de Las Tres Taifas: Molina de Aragón - Checa, en Guadalajara: 72 km de carreteras espectaculares por el Parque Natural del Alto Tajo y algún que otro repecho de quitar la respiración.
Vaya por delante: salir de Molina de Aragón con la bici y las alforjas siempre es un lujo. Molina tiene en el Cantar de mío Cid un especial protagonismo porque es el señorío de Avengalbón, un jefe musulmán aliado fiel de Rodrigo que acoge y protege a sus amigos y familiares en su viaje hacia Castilla -por Medinaceli- o hacia Valencia -por Bronchales-. Esta era una ruta importante en la Edad Media.
El santuario está incrustado en una estrecha hoz
custodiada por gigantes de piedra
Tras despedirnos de su elegante castillo nos dirigimos en suave descenso al Santuario de Nuestra Señora de la Hoz, embutido en una espectacular hoz por la que discurre el río Gallo y donde sobresalen colosales monolitos de conglomerado. La carretera que lo serpentea durante casi 10 km es estrecha pero muy bonita y sin apenas tráfico, y fue designada carretera singular en 2013.
Santuario Virgen de la Hoz, Guadalajara
Inmediatamente después de abandonar la hoz iniciamos (km. 18) una lenta ascensión por una carretera de buen firme siempre entre grandes masas de pinares. A medida que nos acercamos a Escalera el paisaje cambia: el pino deja paso a los robles y a las encinas, y a magníficos ejemplares de sabinas alternados con pequeños cultivos de lavanda.
Escalera es uno de esos pueblitos "tímidos" y sencillos
de los que te enamoras a primera vista
Salvada la primera ascensión llegamos a Escalera (km.27), un pueblo pequeño y armonioso encaramado a casi 1.200 m. Allí nos dirigimos al hostal El Descansillo para sellar el salvoconducto. Pillamos a los dueños comiendo en familia pero se levantan con una sonrisa para sellarnos y nos ofrecen una cerveza y un sitio en su mesa. Desgraciadamente tenemos que rechazar su invitación: la ruta es larga y preferimos tirar de bocadillo. Aún así nos vamos con buenas sensaciones: Carmen y Chema, los dueños, nos han ofrecido su mesa sin conocernos, tan solo por un simple sentido de la hospitalidad. El hostal, por cierto, está muy bien: se trata de un casón de piedra rehabilitado, las habitaciones dan a amplios miradores desde los que se observa una vista apacible de montañas y dehesas. Dan ganas de quedarse unos días tranquilamente, en compañía de un buen libro. Tienen, además, un pequeño huerto ecológico y fabrican sus propias mermeladas y otros productos de huerta. Nos despedimos con la seguridad de que volveremos a vernos.
Escalera, Guadalajara.
Desde Escalera continuamos por Fuembellida (km.33) hasta el cruce con la CM - 210. Unos metros antes, a la izquierda, hemos dejado una casa fortificada con muros almenados, solitaria y de aspecto abandonado (km. 38): la casa fuerte Vega de Arias, conocida popularmente como Casa del Cid. No sabemos el origen de este nombre, al parecer la construcción se remonta al siglo XII aunque su aspecto actual es del siglo XV en adelante. Con toda probabilidad que su adscripción cidiana es legendaria, como tantas otras a lo largo de nuestra geografía.
Ciclamos por la CM - 210 sin esfuerzo hasta las Salinas de Armallá o Almallá: un complejo salinero de los siglos XVI-XVIII muy interesante. A pocos metros hay una casa rural - restaurante para recuperar fuerzas.
Salinas de Armall, Guadalajara
Mientras bajas hacia el río Cabrillas tienes la seguridad
de estar descendiendo al corazón del Alto Tajo
Tras pasar Terzaga tomamos la carretera (km. 48) a Peralejos de las Truchas. Iniciamos una ascensión llevadera de tres kilómetros con la vista puesta en su magnífico arcén: los tajos de las máquinas de vías y obras han dejado al descubierto los secretos tectónicos de la tierra; aquí y allá se observan pliegues perfectos y olas estatigráficas, un preludio de lo que encontraremos en Checa al día siguiente.
Cuando la ascensión finaliza el paisaje se vuelve repentinamente agreste: grandes masas de pinar se extienden sobre la geografía abrupta, y la carretera, hasta entonces de buen firme, se convierte en un camino de grava. Comenzamos un pronunciado descenso hacia el río Cabrillas con la certeza de que estamos en el corazón salvaje del Alto Tajo.
El paisaje de Chequilla es casi onírico,
pedalear por su carretera un lujo gratis y gratificante
La última parte de nuestra etapa la iniciamos en el km 58. Tomamos el desvío hacia Chequilla e iniciamos el último y más duro ascenso: 5 km que nos obligan a parar a tomar aire. El esfuerzo vale la pena: tras una vertiginosa bajada entramos en Chequilla. Sus monolitos de arenisca nos saludan: se trata de un paisaje fascinante, casi onírico, un sueño erosivo de millones de años.
¿Conclusión? ¿Qué puede decirse de una etapa
en la que posiblemente
te encuentres más corzos que coches?
Llegamos a Checa con el convencimiento de haber recorrido una etapa increíble: hemos recorrido el corazón del Alto Tajo por carreteras bonitas y exigentes, nos hemos cruzado con corzos, ciervos y un pequeño zorrito, y nos han acompañado las sombras de un buen número de rapaces entre farallones y monolitos de areniscas y conglomerados. En Checa cenamos opíparamente por 12 euros (dos platos, postre y bebidas) en el bar El Puente regentado por Isabel y Santiago, y dormimos en el, por ahora, único alojamiento del pueblo: el Hostal La Gerencia (24,30 euros la habitación individual si presentas el salvoconducto: la ducha ya casi lo vale. Las habitaciones son sencillas pero muy limpias).
¡Ah, y una última recomendación! ¡Ojo con Checa! Se trata de una localidad muy interesante desde un punto de vista histórico y natural: alberga algunos "milagros geológicos" que asombrarán incluso a los poco avezados en esta materia, dropstone incluido; pero esta, como suele decirse, es otra historia.